Esposa Pecadora romance Capítulo 891

Con un traje de edición limitada hecho a medida, el aspecto elegante y el aura de Felipe le hacían parecer como si acabara de salir de un cómic.

Se veía precisamente como el tipo de personaje estereotipado, frío e insensible.

¿No era el mismo hombre al que Yui y su madre llamaron ayer 'vagabundo'?

Tanto Yui como su madre se quedaron estupefactas.

Mientras caminaba hacia adelante, Felipe miró a las dos mujeres frente a él y empezó a hablar para darles instrucciones: "Tiren todo lo que hay en la casa. No dejen que personas innecesarias se interpongan en el camino".

"Entendido, Sr. Whitman".

Siguiendo sus órdenes, sus subordinados entraron rápidamente a la casa para tirar todo.

Mientras tanto, Felipe entró sin preocupaciones.

"¡Oye! ¿Cómo puedes decirles que tiren mis cosas? ¿Quién te crees que eres...?".

La madre de Yui habló, y Felipe se giró lentamente para mirarla.

Su apuesto perfil lateral era agradable, pero las comisuras de sus ojos eran afiladas y frías. "Esta es la casa de mi esposa. Solo estoy recuperando lo que le pertenecía".

La madre de Yui se enfureció. "¿Qué quieres decir con que le pertenecía? Sus padres murieron hace más de una década, incluso la maldita chica ya está muerta también. ¿Crees que solo porque has alquilado unos cuantos coches y has llamado a unas cuantas personas, puedes intentar robar mi casa? ¿Crees que eres un director ejecutivo mandón de una serie de televisión?".

Si bien la expresión de él ya era fría para empezar, el uso de esas palabras por parte de la mujer para describir a Cathy y la mención de su muerte hicieron que su aura se volviera totalmente helada.

"Di una palabra más y haré que te reúnas con mi esposa en el más allá".

"..."

La madre de Yui tragó saliva frenéticamente. Ella seguía creyendo que Felipe estaba fingiendo, pero su deseo de sangre era real.

Unos días después, un subordinado fue a buscarlo frenéticamente. "Amo Whitman, algo salió mal con el pedido de los clientes de la RS. Todo lo que les enviamos resultó ser chatarra. Están seguros de que intentamos estafarlos y exigen que les enviemos un nuevo lote".

Después de haberle prometido a Cathy que nunca volvería a hacer ese tipo de operaciones, Felipe contestó débilmente: "Envía un aviso de mi parte de que a partir de ahora, yo, Felipe Whitman, no participaré más en el funcionamiento de la empresa. Todos ustedes están despedidos. Yo me ocuparé de las consecuencias para los clientes de la RS".

La expresión del subordinado cambió. "Amo Whitman, esto...".

"Déjame en paz".

Él se dio la vuelta y se fue con una expresión indiferente, encerrándose en la habitación.

En el momento en que se envió su aviso, sus subordinados estallaron de furia.

"¿Qué? ¿Él va a cerrar la empresa?".

"¿Por qué no haría un negocio así de grande?".