Esposa Pecadora romance Capítulo 893

Sabiendo que ninguno de ellos venía con buenas intenciones, el mal presentimiento de Felipe se confirmó cuando puso sus ojos en lo que Dice se refería.

Aprovechando la oportunidad de un Felipe aturdido, Dice apartó inmediatamente el arma de Felipe y se puso de pie.

"Hum... ¿Qué le parece esto, Amo Whitman? Como ama tanto a su esposa, entonces usaremos esto para intercambiar la compañía. Vale la pena, ¿no?".

"¡Devuélvemela!". Felipe rezumaba furia.

Luego, Dice le entregó un documento con una sonrisa malvada. "Este es un documento para la transferencia de la propiedad de la empresa. Firme abajo y le devolveré su estúpida urna".

'Estúpida urna'.

Las palabras encendieron las llamas de furia dentro de él.

Cerrando un puño venoso, la furia que explotó en Felipe sorprendió a todos los presentes en la habitación.

Él levantó el puño para golpear a Dice en la cara. Fue lo suficientemente fuerte como para arrancarle un diente. En el momento siguiente, llegó al lado del hombre con las cenizas de Cathy antes de que alguien pudiera reaccionar.

Arrebatando la urna a una velocidad récord, apartó a todos de un codazo y salió corriendo de la casa con las cenizas de Cathy en los brazos.

"¡Atrápenlo! ¡Mátenlo! El que lo haga recibirá un millón de dólares de mi parte", ordenó Dice, ofreciendo una cuantiosa recompensa.

Ante la mención de tanto dinero, todos corrieron tras Felipe.

La lluvia caía a cántaros aquella noche de verano, y Felipe escatimaba miradas a la urna que estaba en el asiento del copiloto a su lado mientras conducía. Mantuvo sus ojos en los coches que le seguían por el espejo retrovisor.

"No te preocupes, Cathy. Pase lo que pase, te prometo que estaré contigo".

Él hizo esta promesa antes de pisar con más fuerza el acelerador.

Al cabo de un rato, Felipe se dio cuenta de que al coche le faltaba gasolina.

Detuvo el coche y se llevó las cenizas de Cathy.

Él solo dio unos cuantos pasos cuando ellos llegaron.

Las cenizas blancas se esparcieron por todas partes, borrando la línea de visión de Felipe.

"¡Cathy!", gritó su nombre con agonía.

Mientras observaba cómo sus cenizas se evaporaban y se fundían bajo la lluvia, el dolor de su corazón crecía más allá de lo que podría describirse.

"Solo firme los papeles, Amo Whitman. Antes de que...".

¡Bang!

Felipe disparó y la bala atravesó la rodilla del hombre.

Él levantó sus ojos enrojecidos y brillantes. "¿Tienes ganas de morir? Muy bien, entonces. ¡Lo cumpliré por ti! ¡Todos ustedes pueden ir a acompañar a mi esposa en el más allá!".

Todos se sobresaltaron al ver la mirada feroz y sanguinaria de Felipe.

Al darse cuenta de que Felipe podría emprender una ola de asesinatos, inmediatamente comenzaron a retirarse.