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GORDITA, PERO FABULOSA romance Capítulo 4

CASI UN MES DESPUÉS

Joseph Lerner, padre de Julian, sirve dos vasos de Bushmills 21 y los reparte entre él y su hijo. Julian mira su vaso y agita el líquido ámbar alrededor de la base. Su padre bebe de un trago y se coloca frente a la ventana, asegurándose de estar en la línea de visión de Julian. Este lo mira. Joseph siempre ha sido un gigante, un formidable hombre de los negocios y despiadado en su empeño por convertirse en el hombre que su propio padre le dijo que nunca sería. Ganó sus primeros mil millones antes de los treinta años. Siempre ha sido un padre severo y estricto. Pero también un hombre al que admirar.

Suspira profundamente y clava su intensa mirada en su hijo, como lo hace cuando está profundamente pensativo o a punto de impartir algo de su legendaria sabiduría.

—Recuerda siempre el consejo que te he dado durante toda tu vida.

Julian lo mira atentamente, esperando que lo repita, aunque ya se lo sabe de memoria.

Joseph se aclara la garganta, sus profundos ojos grises son como dos cubos de hielo: fríos.

—Nunca te enamores, Julian. Recuerda que el amor no es más que una distracción en la vida. Lo importante es mantenerte siempre enfocado en los negocios; ser grande y exitoso es lo que verdaderamente importa en esta vida.

Julian asiente.

—Lo tengo siempre presente, padre. —Se lleva el vaso a la boca y bebe un trago de su Bushmills.

Joseph se mueve y se sienta en su silla de cuero negro, al otro lado del escritorio y frente a su hijo.

—Bueno, y ya que tienes eso bastante presente, hablemos de negocios entonces.

—Dime. Soy todo oídos.

Joseph se hace hacia atrás, hundiendo su espalda en el acolchado del respaldo. Apoya los codos en los reposabrazos y une sus manos en triángulo frente a su boca.

—He decidido que para que sigamos expandiéndonos y teniendo más éxito, ha llegado el momento de asociarnos.

—¿Asociarnos? —La sola idea no le agrada para nada a Julian—. No creo que eso sea necesario, padre. Tenemos un buen desempeño. Nunca hemos necesitado de socios...

Con autoridad, Joseph levanta la mano y silencia a su hijo.

—Calla y escucha.

Julian traga y aprieta los dientes, cero contento con la situación, pero sabe que no puede hacer nada contra la voluntad de su padre. Joseph demanda y él obedece, aunque no esté de acuerdo. Al fin y al cabo, aunque él esté al mando, la empresa es de su padre; es fruto de su arduo trabajo durante casi toda una vida.

—La sociedad se va a llevar a cabo lo quieras o no, porque los papeles ya están firmados.

—¿Es en serio? —espeta Julian, contrariado.

—Muy en serio.

—¿Y se puede saber con quién has hecho esa sociedad?

Por la mente de Julian ya está pasando la idea de que algún idiota que viene iniciándose en este mundillo de los negocios ha manipulado a su padre para poder colgarse de su éxito. Lo que es absurdo y hasta ridículo, ya que su padre es un hombre astuto y agresivo; no por nada está en el lugar en el que se encuentra... En la cima del éxito.

—Por supuesto. Mi socio será Barron Hill —responde.

Claro que Julian ha escuchado hablar de Barron. ¿Quién en la ciudad, o incluso en el país entero, no ha escuchado hablar del magnate de los hoteles de lujo?

«Ya veo por dónde va la cosa. Mi padre magnate inmobiliario y el magnate hotelero. Adquisiciones, adquisiciones, adquisiciones, de eso se trata», piensa Julian mientras analiza la sociedad.

LA SOCIEDAD 1

LA SOCIEDAD 2

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