Haciéndolo mío romance Capítulo 29

Sentí una energía eléctrica que me recorría por el cuerpo y luego me sentí débil; solo podía recostarme en la cama y dejar que Miguel me hiciera lo que quisiera. Después de lo que pareció siglos, por fin había terminado. Tenía la respiración agitada mientras se acurrucó en mí y no se me quitó de encima hasta que se sintió satisfecho. Sin una gota de fuerza, cerré los ojos para descansar. El hombre se acurrucó junto a mí y me miró con unos oscuros ojos curiosos.

—Dime, ¿por qué viniste a buscarme? —dijo con un tono exigente, muy diferente al tono gentil que usó durante nuestra sesión de sexo justo ahora; me confundía su cambio de actitud.

«¿Será cierto lo que dicen? ¿Los hombres son distintos una vez que se suben los pantalones?».

—¿Por qué preguntarías eso?

Debido al cambio repentino en su comportamiento, no revelé de inmediato mi verdadero propósito de buscarlo; tenía que tantear el terreno primero.

—¿Piensas que me creí lo de tu pequeño discurso de hace rato sobre mi miembro? No me pareces una mujer pervertida, Andrea.

Fruncí un poco el ceño y lo miré con rabia.

«¿Acaso este hombre se gana la vida insultando a otros?».

Verify captcha to read the content.Verifica el captcha para leer el contenido

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Haciéndolo mío