A Wu Ping le dio un vuelco el corazón. ¿Eran tan serias las cosas?
—¿Qué hace ahí parado? Discúlpese con la directora Lin.
—Lo... lo siento.
Wu Ping corrió hacia Lin Yuzhen y bajó la cabeza como un niño que hubiera cometido un error. Ahora su voz era tan suave.
Lin Yuzhen sólo sacudió la cabeza.
-Esperaré el aviso.
Luego se dio vuelta para irse.
Esta vez al gobernador Zhang le dio un vuelco el corazón. No podía permitir que eso sucediera. Fue rápido con Lin Yuzhen y sonrió.
-Directora Lin, no se moleste. La gente de abajo no hizo
bien su trabajo, así que el ministro Lin se encargará de disciplinarlos como corresponde. No puede dejar que la compañía suspenda las operaciones por eso.
»Hoy vine porque quería ver la compañía que ha estado contribuyendo tanto a la economía y a la sociedad de Donghai. ¿Cómo podrían suspender sus actividades?
Lin Yuzhen de verdad no sabía quién era el hombre que estaba frente a ella. No obstante, podía darse cuenta de que no era una persona cualquiera.
-Pero no he recibido el aviso -respondió sin hacer ningún gesto.
—Ya enviamos el aviso. Ya lo hicimos, —el ministro Li habló de inmediato-. Haré que alguien envíe el aviso oficial cuanto antes.
Luego hizo una llamada. Lin Yuzhen asintió por fin.
-Ya casi se fue todo mi personal, así que no puedo entretenerlos hoy.
-No se preocupe. Todos trabajan tan duro, es bueno que se tomen un descanso. Vendré en otra ocasión.
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