Wang Wei puso los ojos como platos al oírlo, se transformó en un león furioso en un segundo.
—Su Mingquan, ¡bastardo! Si te atreves a tocar a mis padres, ¡te mataré!
Intentó liberarse, pero no podía moverse porque dos hombres lo sujetaban. Sus ojos reflejaban una intensa furia lo bastante intenso para acabar con Su Mingquan en ese momento.
—¿Hola? ¿Dónde están esos dos viejos? —A Su Mingquan ni siquiera le importó lo que dijo, sacó su teléfono e hizo una llamada telefónica, habló en voz alta frente a Wang Wei a propósito—. Usa todos los métodos que necesites, no importa si mueren ya que su hijo no quiere escucharme.
Se oyeron gritos nerviosos procedentes del otro lado del teléfono, Wang Wei reconoció que era la voz de su madre.
—¡Para! ¡Para! —Wang Wei empezó a gritar—. ¡Iré! ¡Iré a Donghai!
No podía permitir que le ocurriera algo a sus padres.
—¿No habría sido mejor si me hubieses escuchado la primera vez? —Su Mingquan se rio—. No toques esas dos cosas viejas todavía. —Colgó el teléfono y palmeó la cara de Wang Wei—. Tráeme a Ye Qingwu y los tres estarán bien.
Luego se dio la vuelta y se fue con Liu Xiaodao y sus otros hombres. Wang Wei se quedó tirado en el suelo. Respiraba con dificultad y estaba furioso, pero no podía hacer nada.
—Joven amo Su, ese es un buen movimiento. —Liu Xiaodao aprovechó al instante la oportunidad para halagar a su jefe—. Si envías a Wang Wei a buscar a Ye Qingwu, seguro que volverá y así no tendremos que involucrarnos con Donghai.
Su Mingquan se paró en seco al instante y se volvió para mirar a Liu Xiaodao quien sintió que se le erizaban el pelo, ¿había dicho algo equivocado?
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