Sun Ling había perdido. Había perdido terriblemente. Se había avergonzado frente a tantas personas y había sido él mismo quien invitó a los medios. ¿Y al final? Escribieron esas horribles cosas sobre él. Era como tirarse una piedra sobre el pie. Además, debido a lo mal que quedó, el Grupo Lin acabó con mucho mejor imagen. Habían llevado a una enorme celebridad como Ye Qingwu y su éxito se había construido sobre el fracaso de él. ¿Cómo podía no estar furioso?
―Director Sun…
Su secretaria entró con precaución y no se atrevió a hablar cuando vio la expresión desagradable de Sun Ling.
―¡Sólo dilo! ―espetó Sun Ling.
―Tenemos que detener nuestro nuevo producto. Se ha organizado un sabotaje en línea y ya afectó a nuestros minoristas. Quieren cancelar sus contratos con nosotros.
El rostro de Sun Ling palideció. ¿Querían cancelar sus contrato? Entonces, tenía que detener la producción antes de que el nuevo producto pudiera llegar a las tiendas. Apretó el puño y su expresión se oscureció. Todo el cuerpo le temblaba de rabia.
―Pues detén la producción.
Podía permitirse esa pérdida.
―Además…
¿Además? Sun Lin levantó la ceja. ¿Qué rayos? ¿Había más malas noticias?
―Algunos de nuestros productos mejor vendidos se ha retirado de los estantes. Los minoristas dicen que no han visto ventas y han tenido pérdidas considerables, así que quizás también tengamos que dejar de producir esos.
Sun Ling sintió que le sangraba el pecho. Las pérdidas eran demasiado grandes. Iba a perder las acciones por las que tanto luchó. Respiró profundamente, miró con firmeza a su secretaria y hasta los párpados le temblaban.
―¿Qué más? Si hay otra cosa, dilo ahora.
―Pues…
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