Era como si Jiang Ning recorriera su propio patio trasero; caminaba con calma y sin mostrar preocupación. Al verlo entrar, Hei Long se levantó de inmediato.
-¿Fuiste tú el que golpeó a mi hermano? -Sus ojos se llenaron de un brillo aterrador y sanguinario.
¡Bum! La puerta tras Jiang Ning se cerró y todos en el club ocuparon la habitación en la que Hei Long estaba.
-¡De prisa!
—¡Apresúrense!
Un gran grupo de hombres se reunieron en la habitación, cada uno con un semblante feroz. Nunca esperaron que el hombre que le dio la paliza a Hei Hu se atreviera a venir solo al club; estaba esperando la muerte.
—Sí, fui yo —Jiang Ning le contestó calmado—. No educaste bien a tu hermano menor así que te tuve que ayudar.
Caminó hacia una silla y se sentó; miró hacia atrás y vio la puerta bloqueada por varios hombres quienes lo miraban con frialdad. El semblante de Hei Long era amenazante y lo miraba como si estuviera viendo a un idiota.
-¿Huang Yuming te envió aquí a morir?
Esa era la única posibilidad en la que podía pensar, Huang Yuming sabía que había ofendido a Hei Long así que no se atrevió a venir, pero ¿envió a un subordinado a morir en su lugar? ¡Que ni lo sueñe! Jiang Ning negó con la cabeza.
-Soy yo el que te quiso buscar -dijo mientras lo miraba-. Quiero darte una oportunidad.
—¿Tú quieres darme una oportunidad a mí? ¡Ja, ja, ja!
Hei Long pensó que era la broma más chistosa del mundo. Este hombre estaba a las puertas de la muerte y ahora decía que quería darle una oportunidad. ¿Acaso lo necesitaba?
—Por supuesto, dime ¿qué oportunidad es esa?
Caminó hacia él, su aura asesina se incrementó drásticamente, cerró los puños y se tronó los nudillos como si experimentara una energía violenta que ya no podía contener.
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