Héroe Retrasado romance Capítulo 48

Jiang Ning se acercó y lo pisó. ¡Crac!

-¡Ay! -Hei Long chilló de dolor, ambas manos estaban rotas.

—Soy un conserje —contestó con calma—. Uno que se especializa en limpiar basura como tú —¡Crac! Pisó sus piernas y quedaron inservibles.

Todos alrededor sintieron que se les erizaba el pelo.

¿Quién era en realidad Jiang Ning y cómo es que podía ser tan aterrador? No sólo había imposibilitado a Hei Hu, también lo acababa de hacer con Hei Long. Durante todo el proceso permaneció en calma y apenas se le vio parpadear.

—¡Ay! —Hei Long estaba frenético—. ¡Mátame, mátame de una buena vez!

—No eres digno de que yo te asesine. —Se dio la media vuelta—. Todos tus enemigos vendrán por ti ahora que estas incapacitado.

Jiang Ning miró a los pandilleros, quienes sostenían bates y vigilaban la puerta. Una sola mirada fue suficiente para que todos ellos sintieran terror, era como si él los tuviera rodeados y no ellos a él.

¡Fush! ¡Fush! ¡Fush! Nadie se atrevió a meterse en su camino y se hicieron a un lado para dejarlo pasar tomando tanta distancia de él como podían, todos tenían la cara pálida y la garganta seca, era simplemente aterrador. Hei Long, quien era conocido por ser el gánster más feroz, se encontraba totalmente indefenso, arrodillado frente a Jiang Ning y en cuestión de segundos tirado en el piso, incapacitado por completo. ¿Quién era este monstruo tan aterrador?

Hei Long todavía estaba aullando en el piso, pero le era imposible moverse, sabía que este era su fin ya que tenía tantos enemigos que una vez que vinieran por él su vida sería un verdadero infierno y ahora ni siquiera podía suicidarse.

A Jiang Ning no le podía importar menos, caminó directo a la puerta donde se paró en seco haciendo que todos temblaran de miedo de tal manera que las rodillas casi se les doblaban. Se volvió a mirar a todos, su mirada era como un cuchillo afilado y nadie se atrevió a mirarlo a los ojos.

—Sé una buena persona y vivirás un poco más. —Sin decir más, se volvió y se fue.

La horrible tensión que percibieron se disipó y todos sintieron como si sus vidas hubiesen sido gentilmente perdonadas, ni siquiera le prestaron atención a Hei Long que seguía paralizado en el piso. Todos arrojaron sus bates y huyeron temerosos de que Jiang Ning pudiera regresar. Aunque no pudieran ser buenas personas, ninguno se atrevió a hacer maldades en Donghai de nuevo. En una sola noche el club de aguas termales detuvo sus actividades y fue cerrado para siempre.

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