Lin Feng estaba tan furioso que sus dientes castañeaban. Ya se había rebajado y suplicado y ¿esta era la actitud que recibía? Ya les había proporcionado una solución y no sabían tomarla.
—Tú... ¡Ya verás!
Lin Feng exclamó y luego salió corriendo, con temor de que Jiang Ning pudiera enloquecer y golpearlo otra vez. Sumei intercambió miradas con Lin Wen, luego ambos miraron a Lin Yuzhen.
—¿Estamos haciendo mucho alboroto?
Las últimas palabras de Lin Feng antes de irse fueron claramente una amenaza. Lin Yuzhen no pudo evitar preocuparse. Conocía muy bien qué tipo de personas eran Lin Qiang y su hijo. Nunca había mirado a Lin Wen como su hermano menor, así que naturalmente no trataba a su familia como sus parientes. Si lo molestaban, este hombre era capaz de cualquier cosa.
-Para nada -interrumpió Jiang Ning-. Nos dijo que esperáramos, así que eso haremos.
Así, Jiang Ning empezó a recoger los platos. Zumel se apuró para hacerlo ella.
—Ven, ven, yo lo hago.
Su yerno tenía su carácter. No se percató antes, pero ahora estaba claro que Jiang Ning iba a proteger a su familia y a evitar que Lin Qiang y su hijo los molestara. ¿De verdad era un vagabundo?
-Ha sido difícil para ti, mamá -dijo sonriendo Jiang Ning.
Se metió en el papel muy rápido. Lin Wen se sentía incómodo, pero no sabía qué decir. No era el de la última palabra en la familia. Lo único que podía hacer era ir a su cuarto y cerrar en silencio la puerta a sus espaldas.
-Ahora en verdad los ofendiste -Lin Yuzhen suspiró.
No estaba tan mal que Lin Feng hubiera venido a disculparse. Nunca había visto a Lin Feng humillarse.
Seguía pensando que debería dejarlo ir antes de que explotara, para que no aumentara la tensión dentro de la familia. Pero a Jiang Ning no parecía importarle nada de esto, insistió en que Lin Qiang viniera personalmente a disculparse. ¿Cómo era posible? Ese miserable, egoísta y orgulloso tío suyo nunca iba a disculparse humildemente con ellos.
—Estás equivocada. —Los ojos de Jiang Ning estaban limpios y claros— Son ellos los que me ofendieron. Ya lo he dicho antes. No voy a permitir que nadie te moleste.
Esa mirada en sus ojos hizo que Lin Yuzhen entrara en pánico.
Pasó una hora. Sumei ya había terminado de limpiar los platos. Cuando vio que Jiang Ning había ido a bañarse, se apresuró hacia la habitación de Lin Yuzhen.
-¿Mamá?
-Yuzhen, ¿quién es Jiang Ning en verdad? -susurró
Sumei:- De alguna manera siento que te trata diferente.
Lin Yuzhen se sonrojó.
—¿De qué estás hablando? No nos conocemos en absoluto.
Sumei se mordió el labio. Desde la primera vez que vio a Jiang Ning, él la había protegido a ella y a su familia de Lin Qiang y su hijo.
-¿En serio vas a dejar que duerma aquí?
A Sumei le preocupaba esto. Jiang Ning era esposo de Lin Yuzhen en el papel, pero todavía no estaban dispuestos a aceptar esto.
-Es un enfermo mental.
Temía que Jiang Ning pudiera lastimar a Lin Yuzhen. Lin Yuzhen dudó por un momento, luego pensó en esa mirada limpia y clara en los ojos de Jiang Ning.
-No me lastimará.
Clac...
Se abrió la puerta del baño y Sumei salió diciéndole a su hija:
-Hay un bate de metal en mi habitación, grita si algo sucede.
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