Jefe Irresistible: Rendida a su Pasión romance Capítulo 5

PAREJA 5 – AMIGOS POR CASUALIDAD, AMOR INESPERADO

Capítulo 1: Finalmente el divorcio

"Rick"

Estaba sentado solo en un bar, bebiendo después de un día que había sido una pesadilla. Era muy irónico, cuando mis amigos estaban solteros yo me casé y cuando ellos se estaban casando y teniendo sus hijos yo estaba firmando mi divorcio. Entonces necesitaba beber, pero tenía que hacerlo solo, pues todos estaban ocupados con sus mujeres e hijos, o casi todos, pero Nando, aunque fuera el único aún soltero, no bebía.

La verdad es que el fin de mi matrimonio significaba mucho más que dos personas que deciden seguir caminos opuestos, significaba que había fallado y que muy probablemente terminaría mis días solo, pues estaba tan roto que probablemente no confiaría en ninguna otra mujer nunca más en la vida.

Sí, ese día no podría haber sido peor para mí, estar frente a un juez y firmar esos papeles de divorcio fue como recibir un golpe en el estómago y salir escupiendo sangre. Sí, Taís y yo estábamos separados desde hacía mucho tiempo, pero me demoré demasiado en aceptar que había llegado al final y que, como mi padre siempre dijo, ese matrimonio había sido un error.

Por supuesto que el proceso de divorcio no fue simple. Taís se volvió una persona egoísta, vengativa, rabiosa y que solo pensaba en aprovecharse de otros. Bueno, no se volvió, se reveló. Se reveló como la persona más mezquina, astuta e incapaz de amar que había conocido en la vida.

Después de que fui a verla a ese hotel, justo cuando descubrí la sordidez de lo que ella y Virginia hicieron, entramos en una larga batalla judicial. Y cuando finalmente había aceptado firmar el divorcio, descubrí que ella no quería el divorcio pura y simplemente, quería el divorcio con todas las cifras que pudiera sacar. Y ahí se inició una verdadera batalla sangrienta.

Nos enfrascamos en ese tribunal, aunque no nos tocamos, nos herimos mutuamente, en una verdadera avalancha de acusaciones viles y ofensas desmedidas que se siguieron en cada audiencia. Y ni puedo recordar el desfile de pruebas sobre toda la sordidez en que se había convertido ese matrimonio, aquello me daba náuseas.

Cerraba los ojos y aún la veía frente a mí como estaba hoy, con los ojos rojos e inyectados de rabia después de la audiencia, gritando que me odiaba y que merecía toda la infelicidad que la vida tuviera para ofrecer.

Que nunca me haya amado, como ella misma reveló, hasta podría entenderlo, pero después de estar quince años a mi lado que dijera que me odiaba con todas las fuerzas que tenía y que yo había robado los mejores años de ella, eso era demasiado.

Al final de cuentas, después de toda la bajeza que fue ese divorcio, aún tuve que agradecerle al abogado, pues hizo un buen trabajo y Taís salió de ese matrimonio como entró, sin nada, no se llevó ni siquiera la dignidad. Pero mi victoria tenía un sabor muy amargo y era difícil de tragar.