Entrar Via

Jefe Irresistible: Rendida a su Pasión romance Capítulo 2

Pero no hubo escapatoria. Meli me arrastró literalmente a la fiesta, en donde, nada más entrar, me llevó directo a la barra y me susurró con complicidad:

—Esta noche es barra libre, ¡vas a ahogar todas tus penas de una buena vez! —exclamó, mientras me entregaba dos shots de tequila y sostenía otros dos en su mano—. ¡Vamos a darle con todo!

Nos bebimos los tequilas de un solo trago, y Fernando ya nos estaba sirviendo sendos Cosmopolitan. Un momento después, Meli me jaló a la pista de baile y para mi sorpresa, empecé a disfrutar. Cuando sonó una música más lenta, Nando y Meli se abrazaron para bailar y yo aproveché el momento para escabullirme hacia el buffet.

Sin embargo, nunca llegué.

Una mano me jaló suavemente, y, al voltear, me encontré con un hombre con una máscara negra que me sonreía de una manera completamente irresistible. Besó mi mano con un gesto galante y me atrajo hacia él susurrando con una voz ronca que me erizó la piel:

—La mujer más hermosa del salón no me puede negar un baile, ¿verdad?

—¿Y por qué habría de negárselo? Bailemos —le respondí con una sonrisa.

Era simplemente imposible resistirse. Su voz seductora y su media sonrisa me conquistaron al instante. Alto, de hombros anchos, con unos ojos azules tan intensos que rozaban el violeta; una boca que gritaba tentación, cabello castaño y un cuerpo formado como una escultura de Miguel Ángel. Cuando me atrajo por la cintura, mis manos se apoyaron en su pecho, confirmando que era literalmente una pared de músculos.

Aunque la máscara ocultaba su rostro, su elegancia y su encanto lo hacían completamente fascinante.

—Te he estado observando desde que llegaste —me susurró con un aire de misterio—. ¡Eres simplemente hermosa!

—Qué amable. Pero no eres de por aquí, ¿verdad? —pregunté, sintiendo que emanaba un poder y una presencia que me cautivaban.

—No. Un amigo me convenció de venir a esta fiesta.

—Parece que tenemos algo en común. A mí también me arrastraron mis amigos.

—Qué suerte la mía —respondió con esa sonrisa que me derritió.

—¿Y eso por qué? —pregunté, sonriente.

—Porque quedé fascinado cuando te vi. Eres muy hermosa. —Mientras me hablaba al oído me iba estremeciendo, sintiendo cómo mi rostro se acaloraba y mi cuerpo comenzaba a hormiguear. Realmente, me había cautivado.

—¿Incluso con la máscara?

—¡Incluso con la máscara! —asintió—. Eres demasiado hermosa.

—Eres todo un seductor.

—¿Te parezco seductor?

—Sabes que lo eres. Y guapo también.

—Qué bueno que te gusta lo que ves.

—¿Y a qué te dedicas, guapo? —pregunté, sintiéndome un poco mareada, no sé si por la bebida o por el delicioso perfume que usaba aquel hombre, por lo que acabé tropezando con mis propios pies.

—¿Estás bien?

—Creo que necesito tomar un poco de aire.

—Ven conmigo —dijo, llevándome hacia un pasillo oscuro que daba a una salida de emergencia, en donde comenzó a soplar suavemente mi rostro—. Tengo muchas ganas de besarte. ¿Puedo?

Asentí con la cabeza.

Me miró a los ojos, sostuvo mi nuca y, un segundo después, nuestros labios se encontraron. Empezó lento, pero, poco a poco, se fue profundizando. Me apoyó contra la pared y el beso se intensificó aún más, casi robándonos el aliento. Cuando interrumpió el beso para respirar, nos miramos a los ojos, y fue como echar gasolina al fuego. Pasó su mano por mi cintura, bajó hasta mi muslo y levantó mi pierna hacia su cadera. En ese momento, yo ya estaba completamente entregada; sintiendo su cuerpo contra el mío, me volví loca de deseo y lo atraje más cerca envolviéndolo con mi pierna.

—Besas muy bien —le dije, esbozando una sonrisa, y sentí todo mi cuerpo estremecerse.

—Ah, hermosa, eres increíble, te deseo mucho, aquí, ahora —repuso entre besos, mientras metía la mano bajo mi vestido, subiéndolo y llegando a mi ropa interior. Yo estaba ardiendo cuando metió la mano dentro de mis bragas y gimió—: ¡Ah! ¡Qué delicia! ¡Tan caliente, tan mojada! —exclamó y me besó con más fuerza, mientras abría el cierre de su pantalón.

Con un movimiento rápido, de quien ya lo había hecho antes, rasgó mi ropa interior y acarició mi entrada, como pidiendo permiso. Me miró a los ojos de nuevo y me preguntó:

CAPÍTULO 2: El gran baile, el tequila, los Cosmopolitan y el extraño irresistible 1

CAPÍTULO 2: El gran baile, el tequila, los Cosmopolitan y el extraño irresistible 2

CAPÍTULO 2: El gran baile, el tequila, los Cosmopolitan y el extraño irresistible 3

Verify captcha to read the content.Verifica el captcha para leer el contenido

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Jefe Irresistible: Rendida a su Pasión