En el lujoso palco de la ciudad Jardín de la Noche.
Renato, Octavio y algunas personas que llegaron temprano para la fiesta del viernes estaban allí.
"Renato, ya son las siete, ¿por qué David no ha llegado?"
Renato descansaba en el sofá, luciendo muy relajado, con un cigarrillo en la boca, pareciendo un niño rico y despreocupado.
"No te preocupes, tarde o temprano vendrá, me lo prometió. ¿Alguna vez lo has visto fallar?"
"Bueno, eso no."
"Pero que no haya fallado antes no significa que no vaya a fallar esta vez, escuché que ha estado muy ocupado últimamente."
Al escuchar esto, Renato se levantó de inmediato, parecía muy enojado.
"Ya que todos estamos desocupados ahora, ¿por qué no hacemos una apuesta? Apostemos si David vendrá o no, si alguien gana la apuesta de que él no vendrá esta noche, yo lo llamaré papá, ¿qué les parece?"
Al escuchar a Renato decir esto, nadie se atrevió a apostar que David no vendría hoy.
Todos sabían que David y Renato eran muy buenos amigos.
Así que todos estuvieron de acuerdo con la propuesta de Renato.
Sin embargo, Octavio, que había estado sentado a un lado todo el tiempo, sonrió ligeramente, con una mirada juguetona en sus ojos.
"Creo que es posible que él no venga hoy."
"Octavio, ¿estás tratando de llevarme la contra a propósito?"
Octavio levantó ligeramente las cejas, con una leve sonrisa en su rostro.
Volvió a sentarse en el sofá, el humo del cigarrillo llenaba el aire, ocultando sus profundos ojos.
A las siete y media, David llegó al La Finca de la Luna en coche, el auto de repente se detuvo, emitiendo un ruido estridente.
Tan pronto como entró a la mansión, el mayordomo lo recibió, luciendo muy preocupado.
"He llevado a la señorita Selena a su habitación para descansar. Parece que tiene un resfriado y ya tomó un té de jengibre."
Selena tomó el té de jengibre y se acostó en la cama. Al poco tiempo, comenzó a sudar por la nariz.
David la miraba desde el borde de la cama, con una expresión fría en su rostro.

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