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La Cenicienta Guerrera romance Capítulo 103

Al escuchar la explicación de Israel, a Esteban le brillaron los ojos de la emoción, como si no pudiera creer lo que acababa de oír. Por un momento, hasta sintió ganas de gritar de alegría.

Jamás se le habría ocurrido que su tío hubiera empezado a interesarse por la ópera solo por él.

Y es que, si alguien conocía a su tío, sabía que era una persona terca como una mula.

Nunca aceptaba sugerencias ajenas, mucho menos cambiaba de opinión por otros.

Pero ahora, ahí estaba, gustándole algo solo porque él lo hacía.

Eso solo podía significar una cosa: para su tío, él era alguien verdaderamente importante.

Mientras más lo pensaba, más se le llenaba el pecho de ternura. Así que, con los ojos llenos de cariño, volteó a ver a Israel y le dijo:

—Tío, no tenía idea de que yo significara tanto para ti, tanto que hasta cambiaste tus gustos solo por mí. ¡Eres el mejor tío de todo el mundo, no hay nadie como tú! —y empezó a sollozar fingidamente—. ¡Ay, ay, ay...!

Israel solo lo miró, con una expresión entre desconcertada y resignada.

...

El carro avanzaba a toda velocidad por la avenida.

En cuestión de media hora, ya estaban llegando a la villa de la familia Arrieta.

César nunca fue fan de los lujos, así que su cumpleaños no era ninguna fiesta extravagante. Solo había decorado la casa de manera sencilla.

Israel se acercó y le entregó el regalo que había traído, hablando con un tono serio:

—Feliz cumpleaños, cuñado.

César lo recibió con una sonrisa y bromeó:

—Israel, el mejor regalo para mí hoy sería que trajeras una novia, ¿sabes? Eso sí que me haría feliz.

Dicen que la soledad de la cima es dura.

Israel tenía fama de lobo solitario, siempre por su cuenta.

Tanto César como su esposa deseaban ver algún día a su cuñado encontrar a alguien con quien compartir su vida, porque uno no puede andar solo para siempre.

Israel, apenas moviendo los labios, replicó:

—Cuñado, ahora sí que me la pones difícil.

César soltó una carcajada.

—¿Todavía no cambias de opinión sobre lo de no casarte?

Israel negó con la cabeza, tranquilo.

—No, sigo pensando igual.

El cuñado lo miró con cierta seriedad y le dijo:

—Mira, Israel, no digo que no casarse esté mal. Pero tampoco es tan complicado como lo imaginas. Si un día te topas con una chica que te haga temblar de emoción, no la dejes ir. No te cierres solo porque ahora piensas que el matrimonio no es para ti. Hay oportunidades que, si las dejas pasar, ya no regresan. Aprovecha lo que tienes cerca.

César miró de reojo a su esposa y luego añadió:

—Por ejemplo, esa señorita Méndez, no está nada mal. Tu hermana dice que dentro de poco vendrá a la casa para revisarte de nuevo. No pierdas la oportunidad.

Úrsula era joven, pero su talento como médica era algo fuera de lo común.

Capítulo 103 1

Capítulo 103 2

Capítulo 103 3

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