Justo cuando Victoria estaba celebrando su triunfo, la voz de Emilia estalló a través del teléfono con un grito agudo:
—¡Victoria! ¡Eres una desgraciada, una traicionera! Si no fuera porque tú me metiste en líos con la señorita Méndez y el director Hernández, yo no habría ofendido a la persona que salvó la vida del doctor Delgado. ¡Maldita, ojalá te pudras!
—¡Ya verás! ¡No pienso dejarte en paz!
Victoria se quedó helada, incorporándose de inmediato en la tina, con el gesto desencajado.
—¿Q-qué pasa? Emilia, ¿seguro que no es un malentendido?
—¡Malentendido tu madre! ¡Por tu culpa ahora estoy arruinada! ¡Prepárate, porque no pienso dejarte tranquila! Perdí el trabajo y tú tampoco la vas a pasar bien.
Sin darle oportunidad de aclarar nada, Emilia colgó el teléfono de golpe.
Victoria miró el celular con inquietud, sintiendo un nudo en el estómago. Volvió a llamar, pero Emilia cortó la llamada otra vez, sin dudarlo.
Victoria entrecerró los ojos, perpleja. Juraría que había escuchado a Emilia mencionar algo sobre una persona que salvó la vida de alguien. También había dicho el nombre del doctor Delgado.
¿Será posible que Úrsula fuera quien salvó al doctor Delgado?
La idea le pareció tan absurda que se apresuró a descartarla. No tenía sentido.
Úrsula apenas era una joven. ¿Qué posibilidades tenía de ser la salvadora del doctor Delgado?
Intentando tranquilizarse, Victoria salió de la bañera y empezó a secarse con la toalla, pensando que al día siguiente buscaría a Emilia para aclarar lo sucedido.
...
¡Bam, bam, bam!
Apenas Victoria terminó de ponerse la pijama, unos golpes fuertes resonaron en la puerta.
¿Y este escándalo? ¿Por qué tanto coraje? Si hay timbre, ¿por qué tienen que aporrear la puerta así?
Clic.
Victoria abrió la puerta y, para su sorpresa, se topó con Emilia, que parecía un volcán a punto de estallar.
—Emilia, ¿qué te pasa…?
No alcanzó a terminar la frase cuando Emilia le soltó una bofetada tremenda.
Victoria se quedó aturdida por el golpe, sin entender nada. Pero Emilia no se detuvo. De inmediato la empujó al suelo y se le fue encima, gritándole mientras la golpeaba:
—¡Victoria, lo hiciste a propósito, ¿verdad?! Sabías perfectamente que Úrsula era la persona que salvó al doctor Delgado, ¡y aun así me enviaste a molestarla! Ahora el doctor Delgado me echó del laboratorio, ¿estás contenta?
—¡Eres una desgraciada! ¡Hoy sí te vas a acordar de mí!
El rostro de Victoria empezó a hincharse por los golpes, pero lo que más la desesperaba era que Emilia ni siquiera le daba oportunidad de explicarse.
En cuestión de segundos, ambas acabaron forcejeando en el piso, lanzándose insultos y jaloneos.
...
Mientras tanto.


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