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La Cenicienta Guerrera romance Capítulo 264

—¿Un asunto importante?

—¿No recibirán visitas?

Al escuchar esto, Alejandra no pudo evitar fruncir el ceño.

¿Qué clase de problema tan grande había ocurrido en la familia Gómez como para que ni siquiera la recibieran a ella, que era una invitada de honor?

El mayordomo, tras decir esto, le entregó un pequeño obsequio.

—Por cierto, señorita Garza, para disculparnos, la señora principal le mandó este presente especial. Por favor, no se lo tome a mal.

—Agradezca de mi parte a la señora —dijo Alejandra, recibiendo el regalo con ambas manos—. Por cierto, Luciano, ¿puede decirme qué sucedió en la casa? ¿Hay algo en lo que pueda ayudar?

El mayordomo negó con la cabeza.

—Por ahora, ni yo tengo claro el asunto.

Alejandra levantó la mirada en dirección a la entrada principal, entornando los ojos.

¿Qué diablos estaría pasando ahí dentro?

...

En otro lugar.

Villa Regia, casa de la familia Solano.

Por culpa de sus dolores de cabeza, Marcela llevaba varios días postrada en la cama. No tenía apetito, ni ganas de beber agua; su ánimo se venía abajo cada día más.

Luna Solano estaba sentada junto a la cama, intentando darle sopa a su madre.

Marcela, con el semblante pálido, apartó la cuchara con una mano temblorosa.

—No puedo comer más.

Luna suspiró, el rostro lleno de preocupación.

—¿Cómo que no puedes comer? Mamá, uno necesita alimento para seguir. Ya llevas días casi sin probar bocado.

Aun así, al ver la cuchara frente a ella, Marcela volvió a negar con la cabeza.

Sin remedio, Luna dejó el tazón sobre la mesa.

De repente, Marcela pareció recordar algo.

—Por cierto, Luna, ¿cómo va todo en Río Merinda? ¿Eloísa está mejor? ¿Alejandra no ha llamado?

—Eloísa ya está fuera de peligro, su salud mejora, no hay nada de qué preocuparse —respondió Luna, evitando contarle sobre Úrsula. No quería que el protagonismo de Alejandra se viera opacado por una muchacha cualquiera.

Según le había dicho Alejandra, Úrsula apenas tenía diecinueve años, tres menos que ella.

Marcela nunca había simpatizado con Alejandra. Si llegaba a enterarse de que una chica incluso más joven que Alejandra había salvado a Eloísa, seguro que la dejaría de lado por completo.

Luna y su hija pensaban que Úrsula solo había tenido suerte; no creían que de verdad tuviera algún don especial para curar a la gente.

Pero Marcela pensaba distinto.

Era más capaz de confiar en una extraña que en su propia nieta.

Al oír la respuesta de Luna, Marcela finalmente pudo respirar tranquila.

—Menos mal... menos mal que está bien. Si a Eloísa le pasara algo ahora, ni en el más allá podría descansar en paz.

Marcela y Eloísa compartían el mismo dolor: Valentina y Ami seguían desaparecidas.

Ni muertas lograrían cerrar los ojos con tranquilidad.

Capítulo 264 1

Capítulo 264 2

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