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La Cenicienta Guerrera romance Capítulo 316

—¡Pum!

Un enorme fuego artificial estalló en el cielo, iluminando casi toda la noche.

También iluminó su rostro.

Los fuegos artificiales eran espectaculares.

Pero ella brillaba aún más.

En ese momento, Úrsula volteó a ver el espectáculo y soltó un grito de emoción.

—¡Wow, qué bonito!

Ella tomó la mano de Israel, tan emocionada que parecía una niña.

—¡Israel, mira, mira! ¡Está increíble!

—Sí —Israel bajó la mirada hacia ella, y en sus ojos profundos solo se reflejaba su figura; una sonrisa suave se dibujó en sus labios—. Estoy mirando.

Muy pronto, los fuegos artificiales que lanzaban Úrsula e Israel se convirtieron en la sensación de la noche.

Alguien grabó un video y lo subió a una plataforma de videos cortos.

[¡No inventen, ese es el de cuatro metros!]

[Busqué y dicen que ese fuego artificial cuesta más de cien mil pesos. Aquí en Villa Regia sí que hay pura gente de lana.]

[Me da curiosidad, ¿quién será el que lanzó ese fuego artificial?]

[Ya me imaginé toda la escena: un empresario poderoso trayendo a su esposa a tirar fuegos artificiales, qué bonito.]

[Ojalá yo también encuentre un empresario que me lleve a lanzar uno de esos.]

...

Casa de la familia Blanco.

Aarón estaba sentado en la cama, mirando de frente el frasco que su mamá le extendía. Frunció el ceño.

—Mamá, hoy no quiero tomar esa pastilla.

—No se puede —Antonella le respondió con el ceño bien marcado—. Si no te la tomas, no te vas a mejorar.

Aarón arrugó la frente, molesto.

—Pero me siento muy mal cuando la tomo, mamá, ¿de verdad no puedo dejar de tomarla?

Cada vez que se tragaba esa pastilla, sentía que le dolía todo el cuerpo. Ya no quería seguir tomándola.

—¡Estás mintiendo! —El tono de Antonella se endureció aún más—. Esa pastilla es para proteger tu corazón, ¿cómo podría hacerte sentir mal? Lo que pasa es que no quieres tomarla. Aarón, te advierto, ¡no creas que porque es Año Nuevo no me voy a enojar!

Aarón sintió que se le llenaban los ojos de lágrimas.

—Mamá, te juro que no estoy mintiendo…

De verdad decía la verdad.

¿Por qué su mamá nunca le creía?

Aarón se sentía impotente.

—En la noche, repasa de nuevo los ejercicios de matemáticas. Mañana temprano vamos a ir a misa.

—Ok… —Aarón contestó sin ganas, y luego tomó la mano de su mamá—. Mamá, ¿puedes quedarte conmigo esta noche?

No sabía por qué, pero hoy más que nunca, Aarón quería que su mamá estuviera a su lado al dormir.

Cuando Antonella escuchó la súplica de su hijo, de inmediato se molestó.

—Aarón, ¿qué te he dicho siempre? Eres un hombre, no una niña. No andes con cosas de niño mimado. Si quieres encargarte del Grupo Blanco algún día, tienes que aprender a ser independiente y no andar pegado a tu mamá.

Al ver la mirada distante de su madre, Aarón sintió una punzada de decepción.

—Ya entendí, no volveré a pedirlo…

...

A la mañana siguiente.

Primer amanecer del año.

Antonella y su esposo bajaron a desayunar. Apenas entraron al comedor, Antonella preguntó a la empleada:

—¿Por qué Aarón no ha bajado todavía?

Normalmente, a esa hora, su hijo ya estaba sentado esperando, leyendo algún libro.

Apenas terminó de hablar, Marta bajó corriendo por las escaleras, pálida y temblando.

—Señor, señora, ¡algo terrible pasó! Fui a despertar al joven Aarón, pero por más que toqué la puerta, él no abrió.

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