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La Cenicienta Guerrera romance Capítulo 331

Luna sentía que, como madre, lo más importante era proteger a su hija.

No podía permitir que nada le pasara.

Así que, en este momento, no pensaba dejar que Úrsula tocara a Alejandra.

¡Ni tantito!

—Mamá, aunque Ami también es doctora, no es cirujana. ¡Ale está muy malherida, necesitamos esperar a alguien especializado en cirugía!

La verdad, la familia Solano solía tener médico de cabecera, pero siendo época de fiestas y considerando que Úrsula también tenía conocimientos médicos, Marcela le había dado unas largas vacaciones a Sergio, el doctor de la familia.

Por ahora, Sergio seguía sin presentarse.

—¡Luna! ¿Qué estás diciendo? ¿Acaso crees que Ami le haría daño a Ale? Si no la dejas atender a Ale, ¡puede pasarle algo grave! —Marcela confiaba ciegamente en Úrsula.

Si Úrsula aseguraba que el estado de Alejandra era crítico y requería atención inmediata, entonces debía ser cierto.

Entre lágrimas, Luna contestó:

—Mamá, sé que tú y Ami solo quieren ayudar, pero ya llamamos al 120, solo hay que esperar a que lleguen.

A estas alturas, Luna solo confiaba en los paramédicos del 120.

Al ver la actitud de Luna, Úrsula decidió dejar a un lado su instinto de ayudar y respetar la decisión ajena. Se giró hacia Marcela.

—Abuela, si mi tía no confía en mí, está bien.

Era doctora, sí, pero también debía respetar lo que quería la familia de la paciente.

Luna miró a Úrsula de inmediato.

—Ami, no es que no confíe en ti, no me malinterpretes. Solo quiero que venga un cirujano profesional. Ale es mi única hija, no puedo arriesgarme.

Seguro la ambulancia llegaría rápido. Luna no creía que, en unos minutos, Alejandra pudiera empeorar tanto como para quedarse con una secuela grave.

Si algo salía mal durante el procedimiento, no solo Luna la culparía, sino que probablemente también Úrsula terminaría resentida.

Nadie podía garantizar que la atención saldría perfecta.

Marcela asintió, resignada.

—Está bien, Luna, si no vas a dejar que Ami ayude, solo no te arrepientas después. Si Ale corre peligro o si le pasa algo a su pierna, no te quejes.

Con la mirada decidida, Luna respondió:

—Mamá, tranquila. Si algo pasa, es mi responsabilidad. Yo tomé la decisión, y no me voy a arrepentir.

¡Por supuesto! Si llegaba a dejar que Úrsula atendiera a Alejandra, seguro se arrepentiría después.

Al escuchar esto, Marcela ya no insistió más.

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