De pronto, Israel se puso tenso.
¿No se suponía que a Esteban no le gustaban los libros de finanzas?
Pero bueno, al final Israel era Israel. No dejaba ver ni un poquito de lo que pensaba en su expresión. Solo extendió la mano hacia Esteban.
—Pásame el libro.
—¿Por qué? —Esteban lo miró, sin entender nada.
—No me hagas repetirlo otra vez.
Esteban jamás se atrevería a contradecir a Israel. Viendo que estaba a punto de perder la paciencia, le entregó el libro sin rechistar.
Israel tomó el libro y, por fin, pudo relajarse.
Por poco y lo descubren.
Por un instante, pensó que ya lo habían pillado.
Abrió los labios y soltó con tranquilidad:
—Todavía no termino un tema importante. Te lo presto mañana.
Esteban no le dio muchas vueltas y asintió.
—Está bien, tío.
...
Villa Regia.
Hospital.
Alejandra ya había comenzado a aceptar que su pierna no iba a sanar del todo. Acostada en la cama del hospital, la frustración se le notaba hasta en la voz.
—Mamá, escuché que abuelita va a dejar que Úrsula entre a hacer prácticas en Grupo Solano en cuanto regrese de San Albero. ¿Es cierto eso?
Su pierna estaba mal y, por si fuera poco, Marcela ni siquiera se preocupaba por ella. Ahora, encima, quería que Úrsula entrara a Grupo Solano.
¿Cómo se suponía que Alejandra iba a soportar esa humillación?
A veces pensaba que Marcela ni siquiera era su verdadera abuela.
Luna tampoco estaba de buen humor. Entrecerró los ojos y respondió:
—Además, me llegó el rumor de que los altos mandos quieren buscar una alianza con AlphaPlay Studios. Si logras cerrar ese trato, tu puesto en el grupo se va a consolidar.
—¿AlphaPlay Studios? —preguntó Alejandra, sorprendida—. ¿Te refieres al estudio que fue la revelación de los videojuegos el año pasado? El que estuvo en la cima desde su primer lanzamiento, ¿ese AlphaPlay Studios?
—Ese mismo —asintió Luna.
—Mamá, AlphaPlay Studios es el número uno en videojuegos internacionales. Todos quieren hacer negocios con ellos. ¿No crees que es demasiado para mí? —Alejandra se sentía capaz, sí, pero ese trato era otra cosa.
—¿Sabes qué relación tengo con el fundador de AlphaPlay Studios, Javier Hernández, el director Hernández? —preguntó Luna, sonriendo con picardía.
—¿Qué relación? —insistió Alejandra, intrigada.
Luna se acomodó en la silla y explicó:
—El director Hernández y yo fuimos compañeros en la universidad. Hasta nos llevábamos bastante bien en esa época. Dentro de poco va a venir a Villa Regia por cuestiones de trabajo. Yo misma lo voy a invitar a comer.
—El director Hernández es de los que más valoran el talento de los jóvenes. Ale, tú eres brillante, no tengo duda de que vas a llamar su atención. Si sabes aprovechar esa conexión, el trato con AlphaPlay Studios es tuyo, no hay forma de que Úrsula te lo quite. ¿O crees que una campesinita como ella podría lograr que el director Hernández la apoye?
La seguridad en la voz de Luna era contagiosa. Alejandra, por primera vez en días, sintió cómo la esperanza le recorría el pecho.
Sí, esa oportunidad era solo para ella. Nadie se la iba a arrebatar.

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