Pedro había publicado en Instagram hacía media hora que estaba en la gala de las artes.
Si ahora lo echaban, seguro que se enteraría todo el mundo.
¿Cómo iba a poder mirar a sus amigos a la cara después de esto?
¡No!
¡No podía ser!
Alejandra también.
Había prometido a sus amigos que conseguiría un autógrafo de N.
Alejandra esbozó una sonrisa y, mirando a Úrsula, dijo:
—¡Ami, Ami, soy tu hermana! ¡Por favor, explícaselo al director Montoya!
Úrsula permaneció impasible, ni siquiera le dedicó una mirada a Alejandra.
Dante Montoya ya había llamado a los guardias de seguridad.
Viendo que la situación se estaba complicando y que la llegada de los guardias había atraído la atención de los demás invitados, Pedro, sintiéndose avergonzado, agarró a Alejandra del brazo.
—¡Ale, vámonos!
Aunque Alejandra se sentía muy resentida, no tuvo más remedio que seguir a Pedro.
¡Irse por su cuenta era mucho más digno que ser echados a la fuerza!
Como a la gala de esa noche asistían muchas personalidades importantes, había muchos periodistas esperando fuera.
Llevaban más de dos horas esperando.
Solo habían visto entrar gente, pero no salir a nadie.
Al ver salir a Pedro y Alejandra, un grupo de periodistas los rodeó de inmediato.
—Señor Solano, buenas noches. ¿Podría decirnos por qué usted y su acompañante se han ido antes de tiempo?
—Antes de la gala, alguien reveló que usted había publicado en Instagram que N también era su ídolo. ¿Es cierto que N ha asistido a la gala?
—¿Ha visto a N? ¿Es tan joven como dicen los rumores?
—...

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