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La Cenicienta Guerrera romance Capítulo 46

Mientras platicaban, César entró desde el pasillo, cargando dos termos grandes.

—Israel, tu hermana pidió que la señora de la casa preparara este remedio, tienes que tomártelo mientras sigue caliente. Y esto otro es caldo de res, para que agarres fuerza.

Acto seguido, fijó la mirada en Esteban.

—Esteban, ¿te quedarás hoy a acompañar a tu tío? Si quieres, también puedo quedarme yo.

—Puedo quedarme solo, no se preocupe —respondió Esteban, tranquilo.

Israel tomó el tazón que su cuñado le extendía y bebió un sorbo de ese remedio amargo.

—Cuñado, ya me siento casi recuperado, en serio. No hace falta que nadie se quede conmigo esta noche, yo puedo solo.

—¿Cómo que puedes solo? ¡Deja que Esteban te acompañe! —insistió César, y luego se volvió hacia su hijo—. Esteban, entonces regreso a casa. Te encargo mucho a tu tío, cualquier cosa, llámame a mí o a tu mamá de inmediato.

—Sí, papá, no te preocupes —asintió Esteban, serio.

Sólo después de dejar todo aclarado, César se despidió y salió por la puerta.

...

AlphaPlay Studios.

Javier se encontraba detrás de su escritorio, repasando papeles y anotaciones.

La empresa atravesaba una etapa difícil, y últimamente todo recaía sobre sus hombros. Llevaba más de dos semanas sin dormir una noche completa.

—Tan tan—

El sonido de unos nudillos en la puerta rompió el silencio.

—Adelante —dijo Javier, sin levantar la vista.

Una figura entró al despacho.

—¿Sigues aquí, Javier? ¿Todavía dándole duro al trabajo? —Era Óscar Valencia, su amigo de toda la vida. Había presenciado cómo Javier levantó AlphaPlay Studios desde cero, y también cómo poco a poco la compañía se iba desplomando.

Óscar le dejó un vaso de leche caliente sobre el escritorio.

—Toma, descansa un poco y tómate esto.

Javier, con el rostro cansado y ojeras marcadas, apartó el vaso con la mano.

—La verdad, ahorita lo que quiero es un café americano con hielo.

—¿Cómo crees, Javier? ¿No te has visto en el espejo? Si sigues así vas a reventar —reviró Óscar, incrédulo.

Javier se recargó en el respaldo de la silla, sin decir palabra.

Óscar lo miró con preocupación, midiendo sus palabras.

—Javier, no sé si debería decírtelo, pero después de tantos años de amistad, siento que tengo que hablar claro. Aprovecha que AlphaPlay Studios todavía tiene algo de valor y véndela. Jorge ya no está, y aquí no hay nadie más capaz de hacer un juego de nivel junto contigo.

En ese momento, AlphaPlay Studios aún no era sólo una carcasa vacía. Si Javier quisiera, podría salir bien librado. De hecho, si no fuera así, Santiago ni habría pensado en comprar la empresa.

Capítulo 46 1

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