La Cenicienta Guerrera romance Capítulo 500

—Te digo la verdad, si no fuera por ese medallón, hasta yo dudaría de que todo fue real y no una alucinación. Me pregunto a dónde habrá ido. ¿Cómo pudo irse sin despedirse? Al menos lo saqué del mar, ¿no? Soy su salvadora, después de todo.

Dominika se sentía frustrada.

—Quizás tuvo sus razones —la consoló Úrsula—. Oye, Domi, ¿el medallón no tenía grabada la palabra "Verano"?

—¡Sí, exacto! —Dominika se levantó de un salto, buscó en su joyero y le mostró el medallón—. No solo eso, ¡también tiene una fecha! Mira, 14 de noviembre. ¡Debe ser su cumpleaños!

¡Encajaba! ¡Todo encajaba! Eso explicaba por qué el medallón de Santino había desaparecido.

—Domi, ¿sabes por qué sé todo esto? —dijo Úrsula, dejando su vaso de agua.

—¡No tengo ni idea!

—Tengo algo que contarte.

—Soy toda oídos —respondió Dominika, aún sin sospechar nada.

—La persona que salvaste no era un desconocido. Era mi hermano.

Dominika pensó que era una broma. ¡El mundo no podía ser tan pequeño!

—Úrsula, no bromees. ¿Cómo va a ser tu hermano?

—No es broma, Domi. Mi hermano estuvo en las Maldivas en julio del año pasado. Tuvo un accidente de buceo el día 18. Y el medallón que tienes es el que mi abuela nos regaló a todos los nietos. Mira, yo tengo uno igual.

Úrsula sacó su propio medallón. Era idéntico al que sostenía Dominika.

Fue entonces cuando Dominika comprendió que no era una broma.

—¡Pfff! —Escupió toda la soda que tenía en la boca.

¡No podía creer que había salvado a Santino! ¡Era una coincidencia digna de una novela!

—Úrsula, si la persona que salvé era tu hermano, ¿por qué se fue sin decir nada? —preguntó, ya más calmada.

Santino no parecía esa clase de persona.

—Es una historia complicada —respondió Úrsula, masajeándose las sienes—. Mi hermano incluso confundió a su salvadora.

—¿Confundió a su salvadora? ¿Cómo es posible?

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