Luna le dio una palmadita en la mano a Alejandra, regañándola con cariño:
—Ale, eres perfecta en todo, excepto en tu carácter. ¡No te gusta competir! Si hubieras contado antes que conocías a la señorita Ramsey, las cosas no estarían como ahora.
Debido al escándalo de la falsa salvadora y el asunto de la familia Blanco, la reputación de Alejandra en Villa Regia no era buena. De hecho, ¡era pésima!
Además, ahora cojeaba y la habían echado de la mansión de la familia Solano. Muchos de sus antiguos amigos se habían alejado.
Al pensar en esto, Luna suspiró.
—Si hubieras contado todo esto antes, tus amigos no se habrían…
—¡Ya verás! —resopló Alejandra—. Pronto serán ellos los que me rueguen por una invitación.
Luna entrecerró los ojos.
—¡En ese caso, no se la des tan fácil!
—¡Por supuesto que no!
Una luz fría brilló en los ojos de Alejandra.
—Mamá, estos días estaré ocupada con otras cosas. Te encargo la organización de la merienda.
Había que preparar el lugar con antelación y contratar a un chef de prestigio.
—No te preocupes, Ale —sonrió Luna—. Te lo organizaré todo a la perfección.
Al principio, Luna había querido disuadir a su hija de organizar la merienda. Pero ahora, deseaba que llegara pronto.
¡Todavía no conocía a Bianca!
—Gracias, mamá —dijo Alejandra—. Por cierto, también he pensado en invitar a Úrsula.
—¿Para qué invitar a esa desgraciada? —entrecerró los ojos Luna—. Es una aduladora. ¿Y si aprovecha un descuido tuyo para meter cizaña con la señorita Ramsey y arruinar su amistad?
Luna había subestimado a Úrsula desde el principio. Pensó que una simple campesina no podría amenazar la posición de su preciosa hija, por lo que nunca le había prestado atención.
Pero en menos de un año desde que Úrsula regresó a Villa Regia, el estatus de Alejandra había cambiado radicalmente. Esto la obligaba a estar en guardia.
La señorita Ramsey era la mejor amiga de Alejandra y su mayor apoyo. ¿Y si Úrsula se la arrebataba?
Como madre, Luna no podía permitir que eso sucediera.
Una expresión de sarcasmo apareció en el rostro de Alejandra.
—¿Esa desgraciada de Úrsula metiendo cizaña con la señorita Ramsey? ¡Mamá, la sobreestimas demasiado!
—Pero hay que prevenir —dijo Luna, entrecerrando los ojos—. He oído que la familia Ramsey y la familia Gómez tienen cierta relación, y Úrsula es la nieta de los Gómez.
Alejandra sonrió, sin dar importancia a las palabras de Luna.
—Mamá, ¿no lo sabes? Esa desgraciada de Úrsula es la persona que más odia la señorita Ramsey. ¡Invitarla a la merienda solo servirá para humillarla aún más!
Desde que Úrsula regresó a Villa Regia, siempre había sido el centro de atención en todas las fiestas.
¡Ya era hora de que le tocara a ella brillar!


Verifica el captcha para leer el contenido
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: La Cenicienta Guerrera