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La Cenicienta Guerrera romance Capítulo 55

La última frase de Santiago llevaba una advertencia clarísima.

Pensando en lo mucho que Úrsula lo quería, seguro que en ese momento debía estar aterrada, ¿no? Si ni siquiera podían seguir siendo amigos, entonces a partir de ahora serían simples desconocidos.

¿De verdad Úrsula era capaz de resignarse a eso? ¡Por supuesto que no!

Santiago ya se imaginaba el final: en unos segundos, Úrsula terminaría tan asustada que caería de rodillas pidiéndole perdón, sollozando y suplicando que la perdonara, y luego, destrozada, iría a rogarle a Camila también.

Con esa idea en la cabeza, Santiago no pudo evitar sentirse superior.

A pesar de que el comportamiento de Úrsula últimamente le provocaba cierto rechazo, no podía negar que ella tenía un atractivo tan deslumbrante que dejaba sin palabras a cualquiera. Si llegaba a verla de rodillas suplicándole en plena cafetería, seguro que todos los hombres presentes lo mirarían con envidia.

Después de todo, mientras los demás soñaban con acercarse a la diosa, ella se arrastraba ante él, pidiéndole compasión y clemencia.

Cuanto más lo pensaba, más satisfecho se sentía.

—Santiago, si tienes problemas en la cabeza, vete directo al hospital. Yo no atiendo problemas mentales aquí —la voz de Úrsula sonó cortante, rompiendo de golpe las fantasías de Santiago. Su tono resultaba tan gélido como un cubo de hielo—. ¡Hazte a un lado!

¿Úrsula le estaba pidiendo que se apartara?

Santiago se quedó perplejo. Era obvio que no esperaba esa reacción.

¿Qué se traía entre manos? ¿Seguía jugando al juego de hacerse la difícil? ¡Qué ridículo!

—¿Que me haga a un lado? —reviró Santiago con una sonrisa desdeñosa, señalándola con el dedo—. ¿Y si no quiero? Y te advierto por última vez, Úrsula: si no vas a disculparte con Cami, entonces no volveré a mirarte nunca.

—¿No quieres? Entonces más te vale no arrepentirte después —Úrsula arqueó una ceja, sin perder la calma.

Santiago la miró con desprecio. ¿A qué venía esa actitud? Si la conocía bien, Úrsula lo amaba hasta la locura. ¿Acaso se atrevería a golpearlo?

¡Qué risa!

Pero Úrsula no perdió tiempo en palabras. Levantó la mano y, con un movimiento preciso, le torció el dedo a Santiago.

Aunque parecía que no usaba mucha fuerza, Santiago sintió un dolor tan intenso que su cara se deformó.

—¡Crac!—

—¡Aaah! —el grito de Santiago retumbó en la cafetería.

El dolor era insoportable. Sentía que el dedo se le partía en dos.

¿Úrsula se había atrevido a lastimarlo de verdad? ¿Se había vuelto loca?

No solo Santiago se quedó en shock; Camila también la miraba con los ojos abiertos como platos. ¿Qué le pasaba a Úrsula? ¡Hasta su aspecto había cambiado! Y su actitud hacia Santiago era ahora totalmente opuesta a lo que esperaba.

Camila pensaba que Úrsula, al verlo, iba a lanzarse a sus brazos y confesarle su amor. Pero lo que Úrsula hizo fue justo lo contrario.

Capítulo 55 1

Capítulo 55 2

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