La Cenicienta Guerrera romance Capítulo 715

[¡Parásito del Grupo Solano! ¡Qué bien que se fue! Ojalá el presidente Solano y la señorita Solano nunca perdonen a gente como él.]

[Investigué un poco, ¡y este Carmelo no es ninguna buena persona! Su primera esposa le dio tres hijas, pero él, por querer un hijo varón, la abandonó a pesar de que ella lo apoyó desde el principio. ¡Luego se casó con una amante joven y guapa! La amante le dio un hijo, que ahora tiene solo diez años.]

[¡Increíble! ¡Este hombre está podrido hasta la médula!]

Cuando Carmelo llegó a casa y vio las noticias, ¡su mundo se vino abajo!

¿Cómo habían descubierto los internautas su pasado?

Ahora, había perdido tanto el prestigio como la dignidad.

Carmelo se sentó en el sofá, como un globo desinflado, con una expresión de total desolación.

En la casa de la familia Solano.

Al ver un fragmento de las noticias sobre Carmelo, Marcela se acercó a Úrsula con su celular en la mano y una sonrisa.

—Ami, los periodistas que entrevistaron a Carmelo, ¿los contrataste tú, verdad?

—Sí, fui yo. —Úrsula estaba a punto de salir a pasear con Amanecer y, al oír la pregunta, asintió levemente.

Marcela le levantó el pulgar a Úrsula.

—¡Genial, Ami, esa jugada fue magistral!

¡Digna nieta de la familia Solano!

En ese momento, los ojos de Marcela brillaban de orgullo.

—Con esa jugada, le cerraste todas las salidas. Ahora, aunque quiera, no podrá causar más problemas.

Marcela también detestaba a Carmelo.

La primera esposa de Carmelo, Vanessa Guerra, no solo tuvo tres hijas con él.

En aquel entonces, Carmelo era de familia humilde, y fue Vanessa quien pagó sus estudios universitarios.

Se podría decir que sin Vanessa, no existiría el Carmelo de hoy.

¿Pero qué hizo Carmelo?

Una vez que alcanzó el éxito, la abandonó por su preferencia por los hijos varones.

Ese tipo de persona estaba podrida desde la raíz.

Pero como Carmelo era un antiguo accionista del Grupo Solano, Marcela no podía obligarlo a vender sus acciones. Además, Carmelo era un hombre muy astuto y vengativo, por lo que, aunque quisiera derribarlo, no tenía cómo.

Nunca imaginó que el astuto Carmelo terminaría cayendo en manos de su querida nieta.

¡Esto sí que era ver a la nueva generación superar a la anterior!

Después de hablar de Carmelo, Úrsula miró a Marcela.

—Abuela, voy a sacar a Amanecer a pasear.

—Claro —asintió Marcela con una sonrisa—. Ve tranquila.

Úrsula se fue con Amanecer.

Viendo a su nieta alejarse, Marcela pareció recordar algo.

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