Denis decidió no andarse más con rodeos y fue directo al grano.
—Me gusta la señorita Solano. Quiero pedirte que le digas a Bianca que le pregunte cuál es su situación personal actual.
Al oír esto, la señora Ramsey se echó a reír.
—¡Ja, ja, ja! ¿No decías que tú no eras de los que se dejan llevar por las apariencias?
Sabía que su hijo quedaría prendado de Úrsula en cuanto la viera.
La cara de Denis se puso roja en un instante.
—No me dejo llevar por las apariencias, de verdad me gusta —la corrigió.
Era innegable que Úrsula era muy hermosa.
Pero lo de Denis no era un capricho superficial.
Si fuera por eso, se habría enamorado de incontables mujeres.
Lo que sentía por Úrsula era algo que no podía explicar con palabras.
Un flechazo.
Solo pensar en ella hacía que su corazón se acelerara hasta perder el control.
—Justo Bianca va a ver a Ami hoy —dijo la señora Ramsey sonriendo—. Le pediré que te ayude a preguntar. Si surge la oportunidad, ¡asegúrate de aprovecharla!
—De acuerdo —asintió Denis.
Cuando Bianca recibió la llamada de su madre, ya estaba en la puerta del hotel. Al enterarse de los sentimientos de su hermano, se alegró mucho.
—Claro, mamá, no te preocupes. Déjamelo a mí.
La idea de que Úrsula se convirtiera en su cuñada le parecía maravillosa.
Unos minutos después, Bianca tomó el elevador hasta la suite más alta del hotel. Ni Úrsula ni Dominika Galván habían salido ese día.

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