La Cenicienta Guerrera romance Capítulo 859

En ese instante, la atmósfera en el salón del castillo de los Barragán pareció congelarse.

No solo el rostro de la abuela Barragán se tornó gris y descompuesto, sino que incluso Wendy se quedó petrificada, girándose hacia el mayordomo, dudando si sus oídos la habían engañado.

¿Amelia?

¿La señorita Solano?

El mayordomo la miró fijamente.

—La persona que la realeza busca es la señorita Amelia Solano.

Al escuchar el nombre de Úrsula de nuevo de boca del mayordomo, la abuela Barragán apenas pudo mantenerse en pie, con la respiración agitada.

¿Cómo era posible?

¿Cómo podía Úrsula ser la benefactora de la realeza?

¡No!

Imposible.

Wendy, con el rostro pálido, exclamó:

—¡Te equivocas! ¡Seguro que te equivocas! Amelia es solo una maldita mocosa, ¿cómo va a ser la benefactora de la realeza? ¿No será que tienen el mismo nombre?

Los Barragán habían tenido que proporcionar información secreta de vital importancia al País del Norte para poder contar con el respaldo de la familia Avery.

¿Con qué derecho Úrsula se convertía en la benefactora del País del Norte?

Por lo tanto, ¡debía de ser una coincidencia de nombres!

—No es una coincidencia —dijo el mayordomo, también con mala cara—. Señorita, también he oído que fueron la reina Mélanie y el señor Mathis quienes sacaron personalmente a la señorita Solano de la celda de aislamiento de la Comisaría Real.

Era posible que en el País del Norte hubiera otra persona con el mismo nombre que Amelia.

¡Pero en la Comisaría Real, seguro que no había otra Amelia!

¡Pum!

Al escuchar esto, Wendy se desplomó en el suelo, sin fuerzas. Pasó un buen rato antes de que pudiera reaccionar. Se arrastró hasta su madre, la agarró de la ropa y, aterrorizada, dijo:

—Mamá, ¿qué hacemos? ¡Esa maldita mocosa, con el apoyo de la reina Mélanie, seguro que no nos perdonará!

Nadie sabía el miedo que sentía Wendy en ese momento.

Especialmente al recordar cómo había torturado a Valentina. El miedo se intensificó.