La Cenicienta Guerrera romance Capítulo 860

Wendy estaba acostumbrada a una vida de lujos. Ir a la cárcel era peor que la muerte para ella.

Además, se trataba de la Comisaría Real.

Allí encerraban a los criminales más despiadados.

Estar allí era peor que ir al infierno.

Azucena se interpuso delante de Wendy, protegiendo a su hija. Miró a Edgar Roussel y dijo con firmeza:

—Señor superintendente, los crímenes que acaba de mencionar los cometí yo sola. Mi hija Wendy no tiene nada que ver. ¡Si van a arrestar a alguien, arréstenme solo a mí!

»¡Mi hija es inocente!

Edgar entrecerró los ojos.

—Según las pruebas y los documentos que hemos recibido, tanto usted como su hija son las autoras principales. Confesar les traerá clemencia; resistirse, severidad. ¡Encubrirse solo agravará sus delitos!

»¡Guardias! ¡Espósenlas!

A la orden de Edgar, unos agentes se acercaron con esposas para detener a la abuela Barragán y a Wendy.

La abuela Barragán apartó de un manotazo al agente que intentaba esposarla y gritó:

—¡Quiero ver al señor Gaudin!

El señor Gaudin era el jefe de la Comisaría Real.

Con su ayuda, quizá podría salvar a Wendy.

La abuela Barragán sabía que la situación era irreversible. Ahora solo podía hacer todo lo posible por proteger a Wendy.

—¿Bastien? —Al oír esto, Edgar soltó una carcajada—. Señora, ¿aún no lo sabe? Bastien ha sido destituido y encerrado en una celda de aislamiento por aceptar sobornos y ofender a la señorita Solano.

»Y no solo él. El anterior superintendente y el subdirector también fueron destituidos por negligencia en el cumplimiento de su deber. ¡Si quiere ver a Bastien, tendrá que hacerlo en la celda de aislamiento!

—¿Qué? —La abuela Barragán abrió los ojos de par en par.

La incredulidad se apoderó de ella. Solo entonces se dio cuenta de que Edgar se había presentado como el nuevo superintendente.

Había pensado que era un simple cambio de puesto.

VERIFYCAPTCHA_LABELVerificar