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La Cenicienta Guerrera romance Capítulo 889

¿Y todavía se daba esos aires?

¡Ya vería!

¡Tarde o temprano se arrepentiría!

Marcela miró al mayordomo.

—¡Carmelo! ¿Estás sordo? ¡Échala de aquí ahora mismo!

El mayordomo no dudó más e hizo una seña a los guardias.

Dos guardias tomaron a Melissa, uno por cada brazo, y la arrastraron hacia la salida.

No le dieron ni la más mínima oportunidad de resistirse.

Melissa fue arrojada sin miramientos fuera de la mansión Solano, quedando en una situación humillante.

Tardó un buen rato en levantarse del suelo. Su rostro estaba sombrío. ¡Nunca imaginó que Marcela la trataría así!

—¿De verdad se cree que su nieta es la gran cosa? ¡Ya verán! ¡Ya vendrán a rogarme! ¡Bah!

***

Mientras tanto, Álvaro y Valentina, al enterarse de lo que había ocurrido en el salón, corrieron hacia allí.

—Mamá, ¿qué pasó? —preguntó Álvaro, preocupado—. Me dijeron que te peleaste con la señora Blanco.

Valentina intentó calmarla.

—Mamá, las cosas se pueden hablar. ¡No hay necesidad de llegar a esto! Me contaron que ordenaste que la echaran.

La abuela Blanco era una persona respetada en Villa Regia.

Que la echaran así era una falta de respeto y dañaba las relaciones.

—Sí, hablando se entiende la gente —asintió Álvaro—. Al fin y al cabo, la amistad entre los Solano y los Blanco es muy antigua. No deberías haberla humillado de esa manera.

Marcela, con el corazón adolorido por la rabia, respondió:

—¿Saben ustedes dos lo que esa vieja descarada de Melissa me acaba de decir? ¡Echarla fue poco! ¡Si no fuera por el respeto a tu padre, le habría metido un navajazo!

Marcela no lo decía en broma.

En ese momento, de verdad sintió ganas de apuñalar a Melissa.

Álvaro sonrió.

—Mamá, vivimos en un estado de derecho. ¡No puedes andar apuñalando a la gente!

Capítulo 889 1

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