La Cenicienta Guerrera romance Capítulo 89

Yolanda habló con una seguridad que no dejaba espacio a dudas.

Ella conocía a Úrsula mejor que nadie.

Aunque hoy Úrsula se había mostrado firme frente a ella y Cecilia, si en lugar de ellas estuviera Santiago delante, la actitud de Úrsula cambiaría al instante.

Cada vez que Úrsula veía a Santiago, parecía perder por completo el control de sí misma; terminaba llorando, suplicándole que la perdonara y rogándole que volvieran a estar juntos.

Y eso no era todo.

Yolanda sentía un temor real.

Aunque ese supuesto "aura de buena suerte" de Úrsula fuera puro cuento, lo que sí era cierto era el respaldo de Julia. Llamar a Úrsula de vuelta solo podía traerle beneficios a Grupo Ríos.

Julia era hermana de Israel, y además tenía un cariño inmenso por Úrsula. Bastaba con que Úrsula le dijera cualquier cosa, para que Julia terminara intercediendo ante Israel en favor de Grupo Ríos.

Con eso, la empresa no tendría que preocuparse por perder grandes contratos.

Al escuchar a su madre, Santiago soltó una risa desdeñosa.

—¿Quieres que le pida a esa campesinita que regrese? Ni siquiera le llega al nivel.

¿Qué se creía Úrsula?

¿Que él iba a ir a buscarla en persona?

¿Y si luego Úrsula usaba eso para chantajearlo y pedirle que se volvieran a casar?

Yolanda frunció el ceño.

—Entonces, ¿qué piensas hacer?

Santiago dibujó una sonrisa cargada de arrogancia.

—No te preocupes, mamá. Ya casi es el día de mi compromiso con Cami. Vas a ver que Úrsula va a regresar solita a buscarme. Y para cuando eso pase, va a estar completamente a mi merced. Si yo le digo que mire al este, ni se le va a ocurrir mirar al oeste.

Al terminar de hablar, el rostro de Santiago reflejaba una confianza absoluta.

Yolanda asintió.

—Tienes razón. Úrsula te quiere tanto que el día de tu fiesta de compromiso con Cami seguro no va a poder aguantarse y va a ir a armar un escándalo.

Solo de imaginar esa escena, Yolanda no pudo evitar sentirse satisfecha.

Ya se moría de ganas de ver a Úrsula arrodillada pidiéndole perdón y suplicando su perdón.

Santiago miró a Yolanda y añadió:

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