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La Cenicienta Guerrera romance Capítulo 891

Al principio, Emiliano no se tenía mucha fe.

Sin embargo, después de escuchar esas palabras, de repente se sintió lleno de confianza en sí mismo.

Su madre tenía razón.

En Villa Regia, había muchísimas empresas que querían colaborar con la familia Solano, pero de entre todas, los Solano los habían elegido a ellos, a la familia Blanco.

Había que tener en cuenta algo.

La familia Blanco no destacaba especialmente entre todos sus competidores, pero aun así, Álvaro había decidido colaborar con ellos.

¡Eso demostraba lo mucho que Álvaro lo valoraba como persona!

Quizás Álvaro ya lo había elegido como su yerno desde hace tiempo, solo que le daba pena decirlo abiertamente.

Tras una pausa, la abuela Blanco miró a Emiliano.

—Así que ahora solo tenemos que esperar en casa a que Álvaro venga a buscarnos por su cuenta.

Emiliano asintió.

—De acuerdo, mamá, ya entendí.

—Y si Álvaro viene a disculparse —añadió la abuela Blanco—, ¡no le pongas buena cara! ¡La abuela Solano se atrevió a ordenar que me echaran a la calle, así que tengo que hacerle pasar un mal rato a Álvaro!

Solo de pensar que la habían sacado a rastras de la mansión de la familia Solano, a la abuela Blanco le hervía la sangre.

Jamás la habían humillado de esa manera.

Por lo tanto, ¡Marcela tenía que pagar por ello!

Justo en ese momento, Félix entró desde el exterior.

Al ver a su nieto mayor, la ira de la abuela Blanco se disipó a la mitad. Rápidamente, le hizo un gesto con la mano y, con una expresión cariñosa, le dijo:

—Félix, ven acá.

—¡Ja! —Félix no corrió hacia su abuela como de costumbre, sino que resopló con desdén.

Era como si la persona que tenía delante no fuera su abuela, sino su enemiga.

—¿Qué pasa? ¿Quién hizo enojar al rey de la casa? —La abuela Blanco se acercó a Félix y le tomó la mano—. Dile a la abuela, ¿quién molestó a nuestro pequeño príncipe para que la abuela vaya y te vengue?

—¡Fuiste tú! —Félix empujó con fuerza a la abuela Blanco. A sus once años, ya tenía bastante fuerza y, como la abuela no estaba preparada, cayó directamente al suelo, golpeándose el coxis con un dolor agudo.

Pero a la abuela Blanco no le importó en lo más mínimo. Al contrario, siguió sonriendo.

—¿Y cómo es que la abuela hizo enojar a Félix? Anda, cuéntale a la abuela, no te guardes el coraje.

Capítulo 891 1

Capítulo 891 2

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