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La Desaparición de la Esposa Hacker romance Capítulo 47

El jefe de seguridad, frente a los reporteros y a los espectadores que seguían todo a través de las cámaras, proyectó el video de vigilancia. En la pantalla, un sujeto encapuchado, vestido completamente de negro, salía corriendo por un camino estrecho.

—A la persona la estamos buscando, seguro pronto tendremos resultados —anunció Mariano, mirando a todos con esa seguridad suya—. Cuando tengamos noticias, se las daremos a conocer. Gracias a los reporteros y a los internautas por su preocupación.

El show terminó. Con cierta prisa, los periodistas fueron invitados a retirarse.

...

Begoña estaba de rodillas en la capilla, encendiendo velas y orando por el alma de su madre, Noemí.

Mariano ya se había marchado, pero dejó un par de guardaespaldas vigilándola de cerca.

En ese momento, su celular vibró. Era una llamada de Rosario.

Contestó, solo para escuchar la voz de Rosario, tan provocadora como siempre.

—Begoña, hoy estuvo de locos, ¿eh?

—Mariano y yo nunca nos habíamos divertido tanto.

—Ese Mariano, de veras... Apenas unos días sin vernos, y ya quería estar conmigo frente a tu mamá.

—Por cierto, escuché que tu mamá, en sus últimos años, estuvo enferma y muy sola, sin un hombre a su lado. Dicen que se entretenía mirándonos a nosotros... ¿no crees que así se distraía un poco?

—Ay, Mariano, despacio... ¿apenas acabamos y ya quieres otra vez?

La respiración entrecortada de un hombre y los gemidos de una mujer llegaban nítidos, como un veneno que le quemaba a Begoña el alma.

De pronto, la llamada terminó con un simple tono.

Pensar que Mariano y Rosario podían hablar de ella, y hasta de su madre, mientras se revolcaban, le provocó una tristeza tan honda que casi la ahogaba. Nada duele tanto como la traición de quien duerme a tu lado.

No podía soportar ni un segundo más en la compañía de Mariano. Si hubiera podido, habría salido corriendo en ese mismo instante.

...

Ofelia entró en la capilla, con la cara roja e hinchada, y de una patada tumbó el brasero donde Begoña había encendido las velas.

—¡Begoña! Tantos años de conocerte y nunca pensé que llegarías a ser tan descarada —le gritó, fuera de sí—. ¡Hiciste que mi mamá me detuviera cuando iba a denunciar el romance de mi hermano! ¿Cómo pudiste quedarte ahí, viendo cómo Mariano y Rosario rompían la urna de tu propia madre y no hiciste nada? Todo por quedarte con la herencia de la familia. ¡No tienes vergüenza!

Capítulo 47 1

Capítulo 47 2

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