La Doctora Maravilla romance Capítulo 138

—Sí. —Emma observó a su alrededor y se dio cuenta de que no había nadie cerca—. Quería que me pusieras al día sobre las operaciones de la empresa, pero si no estás cerca, olvídalo.

—No esperaba que tuvieras ganas de trabajar, Señorita Linares.

—No voy a malgastar mi vida en una relación fallida. El trabajo es más importante —dijo Emma.

Benjamín se echó a reír.

—¿Por qué no vienes aquí y me buscas? Estoy en los Estudios Adelmar. Seguro que apreciarías un paseo por aquí.

—¿Estudios Adelmar? De acuerdo, espérame allí —dijo Emma.

El viaje a los Estudios Adelmar fue de media hora en su moto.

—¡Por aquí, Emma! —Benjamín saludó a Emma.

Estaba de pie frente al «hotel». Emma estaciono la moto y colocó el casco en el manillar. Benjamín se acercó a ella, le dio una botella de agua y le apartó varios mechones de cabello pegados a la frente. Emma tenía sed. Se bebió media botella de dos tragos.

—Hoy hay una ceremonia de presentación de nuestro nuevo proyecto cinematográfico. Estoy aquí para echar un vistazo —dijo Benjamín.

Emma señaló el «campo de batalla».

—¿Es una película de acción medieval?

—Sí, una película de acción y fantasía —asintió Benjamín.

Emma se sintió intrigada.

—¡Fantasía! Me gustaría echar un vistazo.

—Ven conmigo.

Benjamín tomó la mano de Emma y se dirigió al estudio de grabación. Una docena de asistentes de producción y guardaespaldas los escoltaban por detrás. El estudio de cine pertenecía al Grupo Adelmar, lo que significaba que le pertenecía a Emma. Sin embargo, ella nunca había estado allí.

Roberto sabía que Emma no podía molestarse en dirigir el Grupo Adelmar, así que Benjamín había estado dirigiendo todo el espectáculo y lo estaba haciendo muy bien. Los actores estaban rodando una escena de lucha frente a las puertas de la ciudad, pero la doble de la protagonista se torció el tobillo. Todos estaban frustrados y enfadados. Podrían haber terminado la escena. Parecía que la producción tendría que retrasarse.

—¡Me gustaría probar! —Emma se acercó corriendo—. Es solo una acrobacia, ¿verdad? Puedo hacerlo.

Benjamín la agarró de la muñeca.

—¿En qué estás pensando, Emma?

—De todas formas, no tengo nada que hacer. —Emma le puso la botella de agua en las manos—. Creo que es interesante ser doble de acción. Yo también puedo luchar.

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