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La Doctora Maravilla romance Capítulo 99

—¡Debiste haber cambiado hace mucho tiempo! —espetó Abel—. ¿Alguna vez has considerado los sentimientos de Evaristo? ¡Apenas escapó de la muerte!

—¡Sé que salvaste a Evaristo! —Adrián también gritaba con la misma fuerza—. Quieres decir que mi hijo habría muerto si no lo hubieras salvado, ¿verdad? Bien, ¡entonces te debo una! ¿Estás contento ahora?

—¡Esto es ridículo! No has cambiado nada —dijo Abel con frialdad.

—¡Ya basta! Ustedes son primos. ¿Por qué discuten por una mujer? —Se escuchó una voz helada en la puerta.

Emma, Abel y Adrián giraron la cabeza. Vieron a Adán entrar en la habitación escoltado por guardaespaldas.

Abel entrecerró la mirada.

—¿Qué quieres decir, Adán?

—Me refiero a esta mujer —dijo Adán mientras señalaba a Emma—. Es tu deber salvar al niño porque tiene sangre de la Familia Rivera, ¿pero la mujer? No deberían separarse por ella. A ningún hombre de la Familia Rivera le faltan nunca las atenciones de las mujeres.

Abel protegió a Emma detrás de él.

—Estás hablando de ti y Adrián, ¿verdad?

Adán se burló:

—Abel, se rumora que no te gusta estar cerca de las mujeres y Timoteo fue el resultado de la trampa de alguien. No esperaba que tuvieras tantas ganas como Adrián de pelearte por una mujer.

Abel se rio entre dientes.

—¿Estás aquí solo para decirme eso?

—Claro que no —dijo Adán—. El abuelo quiere organizar una fiesta para celebrar la recuperación de su bisnieto. Estoy aquí para informarles de eso.

Abel y Adrián se sorprendieron. Emma también se quedó estupefacta.

«¡Óscar quiere organizar una fiesta para celebrar la recuperación de Astro! Eso es… ¡muy repentino!».

—No creo que sea una buena idea. Astro aún es joven y no es muy prudente organizarle una fiesta —dijo Emma.

—¿Estás al mando aquí? —Adán le dirigió una mirada profunda a Emma antes de darse la vuelta para hablar con Abel y Adrián—. Mañana por la noche, en la Mansión Rivera. ¿Entendido?

Se dio la vuelta y se marchó. Adrián también se fue poco después.

—De todos modos, volvamos a los asuntos serios. Creo que hay más en la fiesta de lo que parece —dijo Emma.

—Lo he pensado un poco. Llevaré conmigo a Edgar y a algunos guardaespaldas. Estaremos allí para darle un regalo a Astro. No tienes que preocuparte.

—Delia también —dijo Emma—. Dejaré que vigile a Astro.

—Sí. Abel también te protegerá. No debería haber nada de qué preocuparse —dijo Benjamín.

—Los problemas nunca me abandonaron desde que me involucré con la Familia Rivera, pero tampoco puedo mantenerme alejada —dijo Emma.

—Al menos Astro está bien ahora. Si quieres salir del todo, te espero en el Grupo Adelmar.

—Todavía no es el momento. Tendré que esperar y ver —dijo Emma.

Benjamín se acercó a Emma y fijó la mirada en ella.

—Emma, ¿de verdad te enamoraste de Abel?

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