La Doctora que Destruyó su Imperio romance Capítulo 49

El hombre no tenía intención de rechazar la invitación y respondió con naturalidad:

—Hace tiempo, en casa de usted, don Hernán, probé unas albóndigas de res auténticas. Desde entonces, no me las puedo sacar de la cabeza. Aunque usted no me invite hoy, de todos modos me voy a colar en la comida.

Hernán no pudo evitar soltar una carcajada:

—¡Está bien, está bien! Enseguida le pido a la cocina que preparen albóndigas de res.

Joel, que estaba parado en la entrada, miró la escena con un dejo de desconfianza.

A él siempre le había parecido que Hernán era un hombre estricto, serio, casi nunca tan cálido y amable con la gente.

En ese momento, el mayordomo apareció en la puerta y anunció:

—Señor, ya llegó el joven Joel.

Los dos que estaban en la sala voltearon hacia la entrada al mismo tiempo.

Joel reconoció de inmediato al visitante.

Era Alfredo, el presidente más joven del Grupo Feliciano.

La familia Feliciano era la más rica de Ciudad de Marisombra. El Grupo Feliciano se había hecho famoso en todo el mundo por la fabricación de carros y celulares, y además era líder absoluto en el sector de tecnología de chips.

Aunque Futurismo Transparente era una empresa tecnológica emergente, comparada con Tecnología Lumínica —filial del Grupo Feliciano—, era como comparar un insecto con un gigante.

Joel siempre había querido relacionarse con ese “príncipe heredero”, pero hasta ahora no había tenido la oportunidad.

Jamás se imaginó que lo encontraría justo ahí.

Alfredo le echó una mirada de reojo y dijo:

—Don Hernán, ya que tiene visita, yo me retiro.

—Perfecto. Aquí hay buena vista, puedes dar una vuelta por el patio si quieres.

Alfredo se dirigió a la salida y, justo cuando pasaba por la puerta, en vez de hacerse a un lado, se plantó frente a Joel.

Con ambas manos en los bolsillos, Alfredo se veía relajado, pero sin perder la educación:

Verifica el captcha para leer el contenidoVerificar