La familia Chávez, en Fuente de la Felicidad, era reconocida como una de esas familias de renombre, así que a Paulina no le sorprendió que Alfredo hubiera sido invitado.
—Señor Cástulo, señor Alfredo, bienvenidos —saludó Paulina con formalidad.
Aunque a veces se cruzaba con Paulina en alguna reunión, Alfredo y ella llevaban tanto sin platicar que ni siquiera se saludaban ya. Ni siquiera un simple “hola”.
Para Cástulo, la sensación era parecida. Cuando notó que Paulina lo miró como si fuera un desconocido más, no pudo evitar arquear una ceja, sorprendido. Observó cómo ella recibía a los invitados con la soltura de toda una anfitriona, moviéndose con naturalidad por el salón. Viendo esa actitud, su ceja se arqueó todavía más.
Tampoco él había visto a Paulina en un buen tiempo.
Justo cuando iba a decir algo, su mirada se topó con Armando y Mercedez, que estaban del otro lado del salón de fiestas.
Alfredo también los notó. Sus ojos se abrieron un poco, mostrando su sorpresa.
—¿A poco Armando y Mercedez ya llegaron?
Incluso Cástulo se quedó un poco desconcertado. Apenas los estaba ubicando cuando Armando y Mercedez también se fijaron en ellos. Armando les dedicó una sonrisa. Mercedez, que tenía una expresión animada, perdió parte de ese brillo en cuanto vio a Cástulo.
Alfredo les hizo una seña para saludarlos e iba a jalar a Cástulo para acercarse, pero este no se movió. En cambio, le indicó con la mano que esperara un momento y luego se volvió hacia Paulina.
—He estado viendo todas las noticias sobre La Conquista Comercial últimamente. Felicidades —dijo Cástulo, con voz firme.
En solo medio año, La Conquista Comercial se había consolidado como un éxito. Paulina y Jaime habían demostrado ser unos verdaderos cracks en el negocio.
Paulina le sonrió con sinceridad.
—Gracias.
Alfredo también estaba al tanto del reporte financiero semestral de La Conquista Comercial. Sin embargo, al escuchar a Cástulo felicitar tan seriamente a Paulina, no pensó mucho más allá: para él era lógico; después de todo, Paulina era una de las piezas clave en la empresa, así que recibir un reconocimiento así era normal.
En ese momento, llegó el señor Ordoñez, quien siempre había mantenido una buena relación de negocios con La Conquista Comercial. Se acercó con entusiasmo.
—Señorita Paulina, ¡muchas felicidades!
—Gracias, señor Ordoñez, se lo agradezco mucho —respondió Paulina, estrechándole la mano con calidez antes de intercambiar unas palabras más.


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Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: La Espectacular Transformación de la Reina AI
Muy buena novela...
Muy emocionante, aunque Armando no se a que juega otra vez con Mercedes...