La Esposa de Lobo romance Capítulo 279

¡Los Crestfall de la capital no estaban ahí solo por el funeral!

Los dignatarios de Sumeria se inquietaron.

Belarus y su familia se sintieron nerviosos y preocupados. ¡Ellos sabían que Idris estaba ahí por ellos!

“Eras un hombre fiel y un sirviente confiable, Valentín Marchito…”.

Idris miró a Belarus, Luna y a los demás que estaban en el otro extremo del lugar. Una expresión fría apareció en su rostro. “Él murió por culpa de los Crestfall de Sumeria. ¡Es por esto que hoy también vamos a celebrar su funeral!”.

Su voz era fría mientras decía en voz alta cada una de estas palabras.

Cuando terminó de hablar, dos figuras espantosas aparecieron ante Belarus y los demás. Se trataban de Hex el Monje Demonio y el Aprendiz Pálido, quienes tenían una intensa intención asesina y expresiones lúgubres en sus rostros.

“Belarus Crestfall”.

Los ojos rojos de Hex parecían blancos, nublados con la frialdad que se había formado por lo extremadamente enojado que estaba.

“¿Van a entrar por su cuenta o… tendré el placer de matarlos y meterlos en los ataúdes a la fuerza?”.

Cuando terminó de hablar, comenzó una tormenta de arena. Era tan deprimente que podría causar que cualquiera cayera en la desesperación.

“Hex, Aprendiz Pálido”, dijo Belarus solemnemente y sin miedo. “También lamentamos su pérdida. Le doy mis condolencias. Pero nuestra familia no tiene nada que ver con la muerte de su hermano. Investigue y encuentre la verdad antes de hacer algo precipitado. Estamos dispuestos a darles una ofrenda como una muestra de respeto a su hermano fallecido”.

Belarus entonces le hizo una señal a Harry, quien les entregó una tarjeta bancaria.

“¿Dinero?”.

Hex se rio con desdén, cosa que lo hacía sonar como una bestia de sangre fría.

“¡La vida de mi hermano no tiene precio!”. Hex miró con odio a Belarus, quien pudo ver su reflejo en los ojos del otro hombre. “No necesito dinero. ¡Quiero las vidas de todos en tu familia!”.

Cuando por fin reveló sus intenciones, todos los Crestfall quedaron horrorizados.

Belarus tenía una expresión fría mientras gritaba: “¡Hombres! ¡Salgan!”.

¡Fiu!

Una innumerable cantidad de asesinos a sueldo apareció de entre la multitud.

Era la última opción de Belarus. Su primera opción era rebajarse y ofrecerle dinero a Hex, pero si el hombre rechazaba su buena voluntad, había hecho los preparativos para tener una feroz batalla.

Belarus no le ordenó a sus hombres que atacaran porque sería la peor decisión. Estaba guardándolo como un último recurso.

Él miró fijamente a Hex y dijo con seriedad: “Hex, no quiero enfrentarme a ti. Dame un precio y haré todo lo posible por pagarlo”.