La Esposa de Lobo romance Capítulo 315

”Si podemos obtener una inversión de Empresa Celeste, el flujo de dinero de la Corporación Luna Nueva será autosostenible, lo cual también ayudará a la compañía a expandirse”.

Este era el plan original de Andrius.

A través de la colaboración de ambas compañías, él compartiría una porción de los activos que obtuvo de los Miller y los Crestfall con la Corporación Luna Nueva.

“¡Qué ingenuo!”.

“¡Qué corriente!”.

“¡Estás soñando!”.

“¿Has perdido la cabeza?”.

Tan pronto Andrius dijo esto, todos los ejecutivos lo provocaron y se burlaron de él.

Harman miró a Andrius con desprecio, como si se tratara de un idiota. “¿Crees que Empresa Celeste es una caridad? ¿Por qué compartirían con nosotros algo de lo que ya han obtenido? ¿De verdad piensas que eres el dueño de Empresa Celeste? ¿Que puedes hacer lo que te dé la gana?”.

Él tenía razón.

Andrius sonrió abiertamente, miró a los ejecutivos de forma burlona y dijo: “¿Qué harán si puedo obtener la inversión?”.

“¡Imposible!”.

“De ninguna manera”.

El desdén en el rostro de Harman no desapareció mientras él decía en voz alta y con confianza: “Si puedes obtener una inversión de Empresa Celeste, ¡entonces te daré la mitad de mi salario anual!”.

“Genial”, dijo Andrius con determinación. “Si el Equipo Cinco consigue esto, todos los ejecutivos perderán medio año de salario y no podrán volver a hablar de disolver el Equipo Cinco”.

Harman se burló de la declaración de Andrius y miró a los otros ejecutivos.

La cara delicada de Luna tenía una expresión fría mientras echaba humo de la rabia. Ella entonces miró al Gordo Frank con enojo. “¡Tú! Sabías que Andrius le pegó al señor Longman, pero tú… ¿Por qué metiste a tus hombres a la pelea? ¡Te buscaste el problema!”.

El Gordo Frank bajó la cabeza, pues temía responder a la pregunta.

Andrius se había acostumbrado a los regaños de la mujer, por lo que no se molestó e incluso dijo: “El Equipo Cinco tendrá la inversión de Empresa Celestial”.

La paciencia de Luna se acababa poco a poco. Ella respiró hondo y dejó de gritarle a los dos.

“De acuerdo. No te queda de otra más que intentarlo. Te deseo la mejor de las suertes”, dijo Luna con un tono cansado.

“¡Ve ya! ¡Se hace tarde!”.

“¡De acuerdo!”.

Los dos salieron de la oficina.