La Esposa de Lobo romance Capítulo 317

Era la hora de la salida en la Corporación Luna Nueva cuando Harman y los otros ejecutivos fueron llamados a la sala de juntas.

“La señorita Crestfall nos llamó a la sala de juntas a esta hora. ¿Qué ocurrió?”.

“No tengo idea”.

“¿Qué carajos? Es hora de irse a casa. ¿No puede esperar a mañana? Qué molesto”.

“Así son las mujeres”.

Los ejecutivos estaban quejándose sobre la reunión de último minuto, comentando su disgusto.

“Escuché que nuestra compañía obtuvo una inversión”, dijo alguien, pero esto solo hizo reír al resto.

“¡Ja, ja, ja!”.

“¡Vamos, Jack! ¿En serio crees eso?”.

“Apenas estamos en el primer día, ¿y esos dos tontos ya obtuvieron la inversión?”.

“Sí. ¿Qué hay de la cita, la reunión, la negociación de todos los detalles y la revisión del contrato? El proceso completo toma semanas, quizás hasta un mes”.

“Solo espera. No hay forma de que obtengan la inversión”.

Los ejecutivos no se molestaron en absoluto, ya que estaban completamente convencidos de que Andrius y el Gordo Frank habían fallado en su misión.

¡Clac! ¡Clac!

Los tacones de Luna sonaron mientras ella se acercaba a la sala de juntas.

“Señorita Crestfall, está aquí”.

“Señorita Crestfall, es la hora de la salida. ¿Por qué nos llamó aquí? ¿Qué es tan urgente? ¿Es debido a la inversión?”.

“No creo que sea eso”.

“Empresa Celeste anexó todo lo que le pertenecía a los Miller y los Crestfall de la capital. Muchas compañías tienen sus ojos en el gran pastel que tienen”.

“Incluso si las cosas van bien, tendríamos que esperar al menos un año o incluso más detrás de los demás”.

“Esos dos m*lditos quieren obtener la inversión en un día. Eso es imposible”.

“¡Cierren el hocico!”.

Los ejecutivos se giraron hacia la entrada y vieron a Andrius y al Gordo Frank. Por instinto, ellos quisieron gritarles para desquitarse por la frustración, pero el Gordo Frank golpeó la mesa con el contrato antes de que pudieran decir algo.

¡Pam!

El Gordo Frank se veía encantado después de hacer callar a los ejecutivos.

“Dejen de ladrar como perros. Obtuve la inversión. Mil millones netos, y el contrato está aquí”.

El Gordo Frank sentía que estaba viviendo el momento más grande de su vida. Se sentía confiado y engreído.

Todos los ejecutivos se quedaron en silencio, ya que las palabras que habían preparado para regañar al Gordo Frank se atoraron en sus gargantas. Sus expresiones cambiaron varias veces igual, como si hubieran sido abofeteados varias veces.

“¡Imposible! ¡Es imposible!”

Harman estaba sorprendido y confundido. Tenía miles de preguntas y quería echarle un vistazo al contrato, pero Luna lo tomó primero.

“¡¿Mil millones?!”.