La Esposa de Lobo romance Capítulo 40

Andrius levantó el trago y se terminó el licor de una sola.

El Gordo Frank y los demás lo alentaron. "No está mal, pero hay diecinueve más. Tómate tu tiempo".

Los que se le daba bien beber solían ser jóvenes. Andrius solo estaba en sus treinta, así que era imposible que se tomara veinte tragos de licor fuerte en una sola sentada.

"Abre los ojos y mira bien".

Andrius tomó otro trago y lo vació en tres breves segundos.

El licor tenía un altísimo porcentaje de alcohol. Sin embargo, parecía estar bien después de beber dos tragos seguidos.

Bajo las miradas emocionadas del Gordo Frank y de los bebés del fondo fiduciario, extendió la mano para beber el tercer trago.

Andrius ni siquiera hizo una pausa cuando tomó el cuarto. Sucedía tan fluida y naturalmente como si estuviera bebiendo agua.

"¡Cuatro!".

"¡Cinco!".

"¡Seis!".

-

"¡Diecinueve!".

"¡Veinte!".

Pronto, Andrius terminó los veinte tragos que había en la mesa. Cuando vació el último hasta la última gota, lo dejó sobre la mesa con un fuerte golpe.

El Gordo Frank y los demás lo miraron con incredulidad.

A pesar de haberse bebido veinte tragos de una sentada, Andrius no se veía para nada borracho.

¿Qué tan bien soportaba el alcohol?

Mirando al sorprendido grupo, Andrius dijo: "Hice lo que me pidieron, ¿puedo ya reportarme a trabajar?".

"¡Algo debe estar mal con el licor!".

Angel se negaba a creer lo que acababa de suceder. Agarró la botella de licor de la que se había servido y bebió.

Se bebió el trago sin vacilar. Cuando el licor entró en su boca y bajó por su garganta, la quemó y la dejó con el estómago rugiendo.

"¡Sí!", el Gordo Frank hizo eco. "Pequeño mocoso, ¿cómo te atreves a hacer trampas en la ceremonia de bienvenida?".

"Je..." Andrius se rio.

Cuando era joven accidentalmente había caído en una guarida de serpientes venenosas. El Viejo Hagstorm había usado el vino de hierbas más fuerte del mundo para salvarle la vida.

Desde entonces, se había vuelto inmune al alcohol. Ni siquiera podía emborracharse con doscientos tragos, y mucho menos con veinte.

¡Pum!

El Gordo Frank golpeó la mesa y se levantó de un salto. Señaló a Andrius con vehemencia. "¿De qué te burlas? Declaro ahora que hiciste trampa en la ceremonia de bienvenida. Los veinte tragos no cuentan".

Entonces chasqueó los dedos.

Un par de camareros entraron con una gran olla de sopa cubierta de ardientes chiles rojos.

El Gordo Frank abrió unas cuantas botellas más de licor y las vertió todas en la olla. Luego sonrió a Andrius y le dijo: "¡Termina esto!".

La expresión de Andrius se tornó sombría.

Solo se había bebido los veinte tragos por los Crestfall, pero los bebés del fondo fiduciario ya se estaban pasando.