Resumo de Capítulo 52 – La Esposa de Lobo por Internet
Em Capítulo 52, um capítulo marcante do aclamado romance de Urbano La Esposa de Lobo, escrito por Internet, os leitores são levados mais fundo em uma trama repleta de emoção, conflito e transformação. Este capítulo apresenta desenvolvimentos essenciais e reviravoltas que o tornam leitura obrigatória. Seja você um novo leitor ou um fã fiel, esta parte oferece momentos inesquecíveis que definem a essência de La Esposa de Lobo.
Molesta, Halle le lanzó una mirada fulminante al hombre y declaró: "No necesitamos el dinero".
La mujer se apoyó en el hombro del hombre y le dijo en tono empalagoso: "Cariño, ha dicho que no necesita el dinero. Debe de ser muy poco".
"¡Hmmm!". El hombre abrió su bolsa y sacó otro montón de billetes. "Toma, esto es más de dos meses de tu sueldo. Toma el dinero y vete".
"Tú...".
Como miembro de la alta sociedad, era la primera vez que a Halle la insultaban con dinero, y eso le hizo perder la paciencia.
La recepcionista se acercó e intentó intervenir. "Señora, él es el joven amo de los ricos y poderosos Holland, Dick Holland. No es buena idea ir contra él. ¿Por qué no agarran el dinero usted y su novio y se van?".
La expresión de Halle cambió al oír el nombre de Dick Holland. Todas las personas de Sumeria habían oído hablar de él porque era el bravucón local.
Dick nunca fue especialmente bueno en nada, excepto en malgastar el dinero de su familia en apuestas y mujeres. Era famoso porque tenía un hermano ex soldado llamado Roy Holland.
Roy y Marcus, el alcalde, solían servir en la Línea del Frente Occidental. Mientras Marcus se convertía en el alcalde que gobernaba sobre la ciudad, Roy se convertía en el gobernador militar, vigilando la ciudad. El ayuntamiento y los militares trabajaban juntos para dirigir la ciudad.
Dick era el favorito de su hermano, por lo que alimentó su arrogancia y lo convirtió en un matón. Cada vez que metía la pata, su hermano intervenía y limpiaba lo que había ensuciado. A medida que pasaba el tiempo, su audacia crecía y su actitud empeoraba.
Halle tragó saliva nerviosa. Le temblaban las manos. De todas las personas terribles con las que podía cruzarse, ella se había encontrado con la peor.
Justo cuando estaba a punto de apartar a Andrius, éste dijo con indiferencia: "¿Y qué si eres rico y poderoso? ¿No has oído hablar del orden de llegada?".
"¿Qué demonios?". A Dick le hizo gracia y estalló en carcajadas. "Rufián, en este mundo el dinero y el poder son los reyes. ¡No uses tus tonterías para razonar conmigo!".
"Me he gastado millones en el Restaurante Roman, y voy a recibir el trato prioritario pase lo que pase. No puedo ser comparado con un campesino como tú. No puedes permitirte ofenderme, así que toma el dinero y vete", rugió Dick como si fuera superior a Andrius.
Los otros invitados se rieron de la petición de Andrius. A sus ojos, era un idiota.
Tratar de parecer imponente en público sin la base o la capacidad de apoyar los argumentos propios no era lo más sensato. Perdería la dignidad en un instante.
Todos creían que Andrius debía simplemente tomar el dinero e irse.
Andrius ignoró todas las miradas que le dirigían y dijo con calma: "En cinco minutos sabrás que soy auténtico".
"De acuerdo. Esperaré". Dick levantó su Rolex y le echó un vistazo. "¡Si Venus no está aquí en cinco minutos, te romperé las extremidades!".
El miedo y el nerviosismo se apoderaron de Halle.
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