La Esposa que Quemó su Pasado romance Capítulo 46

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La mano de Roberto, que sostenía la copa, se detuvo apenas un instante.

—¿A qué te refieres con eso?

Tobías, con aire travieso, usó el dedo índice para levantar uno de los tacones negros que estaban en el piso.

—Descubrí algo curioso. Hoy, cuando te topé en el elevador con tu novia, noté que los tacones que traía puestos son idénticos a los de Nerea.

Roberto siguió bebiendo como si nada, dio un sorbo corto y, entrecerrando los ojos, sonrió.

—¿Y qué tiene de raro? Las mujeres siempre usan los mismos modelos de tacones. Seguro fue pura coincidencia.

—¿Seguro?

Entonces Roberto giró la cabeza hacia Nerea y le lanzó una invitación.

—¿Señorita Nerea, me acompaña con una copa?

La expresión de Nerea fue de total fastidio.

—Lárgate.

Roberto miró a Tobías y, con tono burlón, agregó:

—¿Ves? Ni siquiera quiere beber conmigo. ¿De verdad crees que se dejaría abrazar por mí? ¿Todavía no conoces su carácter? Ya me habría dado un puñetazo en la cara.

Dicho esto, como si nada hubiera pasado, regresó a su trago.

Tobías se quedó pensativo un rato, como si evaluara la sinceridad de las palabras de Roberto.

La repulsión de Nerea hacia Roberto era evidente; desde que él llegó, casi ni la había mirado.

Quizá solo estaba imaginando cosas.

A lo mejor el tacón negro de charol que llevaba la novia de Roberto sí era original de marca y el de Nerea solo una imitación.

Vaya tontería la suya. Esos dos llevaban años llevándose mal, y cada vez que se veían, se peleaban como gallos de pelea. ¿Cómo iba a haber algo entre ellos?

Tobías negó con la cabeza, soltando una sonrisa irónica.

Roberto lo miró de reojo.

—¿De qué te ríes?

—De lo paranoico que ando últimamente, todo me parece sospechoso.

—Vi lo del trending topic —comentó Roberto—. Ya moví unos hilos para que bajen eso, pero piénsalo bien: por un lado tienes esposa e hijo esperando en casa, por el otro ese pequeño demonio terco. Dale otra pensada, ¿sí?

Nerea no tardó en saltar.