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La Exesposa Millonaria Bajo el Velo romance Capítulo 7

Karla inhaló profundo, tratando de calmarse.

No quería ser reconocida y menos deseaba quedarse ahí más tiempo.

Ir a Ciudad Miraflores ni pensarlo.

—No tengo precio.

Dicho esto, Karla se apartó, esquivando a Bastián y salió con paso decidido.

Él no intentó detenerla, pero su mirada permaneció clavada en ella hasta que se perdió de vista.

Había en esa mujer un aroma peculiar, suave y sutil, nada que ver con los perfumes comunes. Le resultaba tan familiar que no lograba ubicar de dónde lo conocía.

Además, notó una presencia única en ella, algo en su actitud le recordaba mucho a la antigua Karla.

Karla parecía tranquila, pero siempre había demostrado una fuerza interior increíble.

Era independiente y, cuando tomaba una decisión, nada la hacía retroceder.

Si decía que se iba, se iba.

Nunca dejaba espacio para la duda, jamás vacilaba.

A Bastián le vino a la mente Karla otra vez.

Frunció el ceño; estos cinco años no había dejado de pensar en ella, en cómo lucía cuando estaba embarazada de siete meses, y también en el hijo que habrían tenido. Si Karla no hubiera perdido al bebé, ahora el niño o la niña tendría cinco años.

En aquel entonces, no sentía mucho por Karla, pero tampoco pensaba divorciarse. Incluso, esperaba con ganas al bebé.

Mientras recordaba, una sombra le cruzó el semblante y el ambiente a su alrededor se volvió tenso.

—Bastián, ese perito es de armas tomar. ¿Por qué mejor no buscamos a otra persona para tu abuelo? Mira que gente que sabe de antigüedades hay un montón—, comentó Thiago, intentando romper el silencio.

Bastián negó con la cabeza, el ceño aún fruncido.

—Sí, hay mucha gente entendida, pero mi abuelo quiere a esa persona. Thiago, investiga todo sobre ella. Quiero su expediente completo.

—¿Por qué tanto interés en ella, Bastián? ¿Te llamó la atención?—, se atrevió a preguntar Tamara, buscando una reacción en él.

Desde la desaparición de Karla, Tamara había estado siempre cerca de Bastián, pero él nunca mencionó la idea de casarse con ella, y eso la tenía inquieta.

Afortunadamente, Bastián siempre había sido reservado y distante, sin mostrar interés por ninguna otra mujer.

Sin embargo, la manera en que Bastián miró a esa perito hoy le generó un cosquilleo de alarma.

—No es interés… pero mi abuelo quiere verla. Hay que asegurarnos de saber con quién tratamos.

Solo entonces Tamara se sintió aliviada.

Así que todo era por el abuelo.

—Es la tercera vez.

—¿Qué?—, Karla parpadeó, sin entender.

—En cinco años de conocerte, es la tercera vez que te ayudo. Oye, ¿qué te parece si llegamos a cinco y entonces te casas conmigo?

Al otro lado, el tipo estaba recostado de manera despreocupada en su sofá, todavía en bata, dejando a la vista unos abdominales perfectos, con una sonrisa que parecía de villano de novela.

Karla sintió un escalofrío. ¿Casarse con ese demonio? Ni loca. Seguro era aún más peligroso que Bastián.

—Ni lo sueñes. Tú me haces el favor y yo te hago ganar dinero. Aquí nadie le debe nada a nadie.

—Prefiero que administres mi fortuna, a que solo la hagas crecer.

—Con tantos millones, mejor busca a alguien bien portadita que te los cuide. Yo lo único que haría sería huir con todo.

—Qué desagradecida eres.

Karla cortó la llamada, sonriendo de lado, y enseguida mandó un mensaje a su jefe para pedir dos días de permiso.

Inspiró profundo, abrió la puerta de la oficina y llamó:

—Nora, mamá ya terminó, vámonos… ¿Nora?

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