La Guerra de una Madre Traicionada romance Capítulo 1456

Los grandes ojos llorosos de Tatiana rodaron en sus cuencas.

—Puedo ayudarte a crear momentos que hagan latir el corazón de Sabri, así podrán avanzar al siguiente nivel.

Sebastián bajó la mirada, pensativo, por un momento. —Pero Sabrina no parece tener ningún interés romántico en mí.

Tatiana, viendo una oportunidad, se emocionó de inmediato: —Si no hay sentimientos, ¡pues hay que cultivarlos! Hache, tenemos que echarle ganas. ¡Si no, Gabriel o André te van a ganar el mandado y se la van a llevar!

Sebastián preguntó: —¿Cómo piensas ayudarme?

Tatiana estaba a punto de decir algo cuando Sabrina terminó su llamada y caminó hacia ellos.

Tatiana susurró: —Al rato te cuento.

El almuerzo transcurrió entre la charla amena de Tatiana.

Por la noche, Tatiana regresó a la casa de la familia Ibáñez.

Raimundo fue el primero en salir a recibirla con preocupación. —Tati, ¿cómo te fue hoy?

Tatiana levantó su delicada barbilla y sonrió con bastante presunción.

—Todo va viento en popa. Ya me gané la confianza inicial de Sebastián.

»Ahora, solo tengo que usar a Sabrina como cebo y podré tener a Sebastián comiendo de mi mano.

»La persona que más le importa a Sebastián es Sabrina, así que naturalmente ella es el punto débil.

»La estrategia de Eva estaba mal desde el principio.

»Ella siempre quiso usar sus encantos para compararse con Sabrina, para bajarle el novio y quitarle sus cosas.

»Pero yo no voy a robar, yo voy a unirme a ellos.

Tatiana tenía mucha confianza en sí misma.

A diferencia de Eva, ella estaba dispuesta a todo.

No había hombre que ella deseara que pudiera escapar de la palma de su mano.

Sus trucos eran variados, e incluso podía rebajarse a ayudar a alguien a conquistar a otra mujer con tal de lograr su objetivo.

Tatiana tomó su celular y le envió un mensaje a Sebastián con toda calma, y luego dijo: —Hoy vi de cerca al guardaespaldas de Sabrina, y la verdad es que es un bombón, con razón lo trae pegado todo el día.

»Esa Sabrina sí que sabe darse la buena vida...

Al decir esto, se lamió los labios.

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