Vicente respondió con decisión, sin mostrar la más mínima vacilación.
El dueño de la tienda sonrió y dijo: “Bien, ya que lo has decidido, prepararé la tintura para el tatuaje.”
“Está bien.” Vicente asintió ligeramente.
El propietario procedió a preparar la solución para el tatuaje.
Hacerse un tatuaje implicaba aplicar anestesia local.
Vicente observó al propietario acercarse con el anestésico y frunció el ceño ligeramente: “No necesito anestesia.”
“¿Sin anestesia?” El propietario se sorprendió por un momento.
Aunque hacerse un tatuaje no involucra cortes ni heridas, implica perforar la piel con una aguja impregnada en tintura, lo cual es extremadamente doloroso, especialmente cuando se dibuja un diseño completo.
Vicente dijo: “La anestesia afectará el resultado; necesito que la escritura sea idéntica al cien por ciento.”
El propietario, sorprendido por el conocimiento de Vicente, sonrió y dijo: “Si vas sin anestesia, ¿podrás soportarlo?”
“Sin problemas.” Vicente habló con indiferencia, sin darle mucha importancia al asunto.
El propietario asintió y dijo: “Si en algún momento no lo soportas, avísame.” De hecho, el propietario había visto a muchas personas elegir no usar anestesia para no alterar la belleza del diseño, pero ninguno había logrado soportarlo hasta el final.
Porque el dolor era simplemente insoportable.
“Entendido.” Vicente emitió un sonido desde lo profundo de su garganta.
Dándose cuenta de que este cliente era de pocas palabras, el propietario no dijo mucho más. Preparó la tintura y, con la máquina de tatuajes en mano, dijo: “Señor, por favor, siéntese aquí.”
Vicente se acercó y tomó asiento.
El propietario, aún preocupado, dijo: “Voy a empezar. Si sientes mucho dolor, debes decírmelo.” Él mismo tenía tatuajes y sabía lo que se sentía.
Inicialmente, también había intentado actuar valientemente frente a su novia sin usar anestesia, pero al final había cedido ante la realidad.
Aunque este hombre parecía confiado, hay cosas que simplemente no se pueden controlar.

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