Esperen y verán. Con la pobre habilidad que tenían de Gabriela ahora, tan altas como eran sus expectativas, igual será su decepción más adelante. Llegado el momento, tendrán que arrepentirse.
Con esas pensamientos, Paloma entrecerró los ojos, ocultando bastante bien su expresión, y dijo con una sonrisa: "Don Gómez, no se equivocó, de hecho, es la bisnieta del abuelo Yllescas quien ha regresado. La nueva presidenta que les presentaré todos los tíos, también es la bisnieta del abuelo Yllescas, la señorita Yllescas."
¡Realmente es una descendiente de la familia Yllescas! Parece que los rumores de este tiempo eran ciertos. Al terminar de hablar, la sala de reuniones se llenó de murmullos. Algunos incluso se emocionaron tanto que empezaron a brotar algunas lágrimas de sus ojos.
Habían pasado más de treinta años. Finalmente, habían esperado a un descendiente de la familia Yllescas. Recordando aquellos años, cuando seguían al abuelo Yllescas con esfuerzo y determinación, todos estaban en la flor de la vida. Ahora, todos han llegado a la vejez. Y la persona que los lideró a conquistar este territorio, ya se ha convertido en polvo.
Pensaban que con las tácticas de la familia Rey, incluso si un descendiente de la familia Yllescas regresara, no permitirían que este entrara a la gerencia. Pero, resultó que Paloma no solo introdujo a Gabriela en la gerencia, sino que también le otorgó directamente el puesto de presidenta.
Parecía que durante todos estos años, se equivocaron con Fausto. Todos estaban muy emocionados. Solo una persona parecía tener un semblante sombrío. Esa persona era Don Martín. Después de todo, la presidenta designada originalmente era Jimena. Ahora,, se había cambiado a Gabriela repentinamente. Ese acto, para cualquiera, no sería motivo de alegría.
Don Martín entrecerró los ojos. Don Gómez, con la voz un poco ronca, dijo: "Rápido, déjenla entrar."
Paloma miró hacia la puerta: "Señorita Yllescas." Todos los presentes dirigieron su mirada hacia la entrada.


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