La Heredera del Poder romance Capítulo 1380

"Tranquilos," justo en ese momento, una voz serena resonó entre la multitud, "el elevador solo ha tenido un pequeño problema técnico, mantengamos la calma y esperemos al rescate".

La voz era suave, pero firme, como si tuviera envuelta en una capa de magia que tranquilizaba a quienes lo escuchaban.

La gente se giró para ver quién hablaba.

De repente, en el espacio oscuro y sellado, una luz comenzó a brillar.

Como si el amanecer irrumpiera en la oscuridad.

"¡Es la señorita Yllescas, es la señorita Yllescas!"

"¡Qué alivio! Señorita Yllescas, estaremos bien, ¿verdad?"

"Sí." Gabriela asintió ligeramente.

La luz blanca como la nieve parecía bañar su rostro con un suave halo.

En ese instante, parecía que todos parecieron haber encontrado su pilar en medio del caos.

Al ver esta luz, Jordan se calmó poco a poco, apoyándose en la pared del elevador y exhalando profundamente, como si se estuviera exhausto.

"Calma, hagamos caso a la señorita Yllescas. Pronto llegará el equipo de rescate para sacarnos de aquí."

Un hombre de complexión algo robusta se agachó, abrazando su cabeza con las manos y hablando con un tono entrecortado por el llanto. "No sirve, ya intenté usar el botón de emergencia, ¡pero no funciona! El elevador tampoco tiene señal, estamos en el décimo piso, si el elevador se descontrola y cae hasta el segundo subsuelo, ¡estaremos acabados!"

"¿Cómo es eso posible? En un hotel tan prestigioso, ¿el botón de emergencia resulta ser un objeto decorativo? ¡Voy a presentar una queja!"

"¿Y ahora qué hacemos?"

Con estas palabras, la calma que había comenzado a instaurarse entre la gente se desmoronó, lo que provocó que dichas personas comenzaran a inquietarse de nuevo.

"No se preocupen, mi celular tiene señal, pronto vendrán a ayudarnos." Dijo Gabriela con un tono bastante sereno, sin mostrar signos de pánico ante la situación inesperada.

Su serenidad no parecía propia de una persona de apenas veinte años.

"Señorita Yllescas, ¿no nos está tomando el pelo? ¿Su celular realmente tiene señal?"

"Sí." Gabriela asintió una vez más.

El celular de Gabriela, aunque parecía común, había sido modificado para que nunca perdiera señal.

¡Crack!

Justo en ese momento, un ruido profundo y pesado resonó dentro del elevador.

Este sonido repentino se volvió más inquietante en el ambiente tenso del elevador.

Como si en el siguiente segundo, el elevador no pudiera soportar más y se desplomara estrepitosamente.

Al mismo tiempo, el elevador comenzó a tambalearse.

Se movía como si estuvieran en un columpio.

La gente levantó la mirada hacia el techo del elevador, con el terror reflejado en sus ojos.

"¿Qué hacemos? ¿Es que va a caer?"

"No quiero morir, ¡realmente no quiero morir!"

"¡Mamá, ven a salvarme!"

"¡Papá, lo siento, no puedo verte por última vez!"

Conocidos y desconocidos se abrazaron unos a otros, llorando inconsolablemente.

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