En otro lugar.
En la casa de los Salamanca.
Don Salamanca, con los informes que su asistente llevaba en su mano, tenía una expresión llena de ironía. "¿Así que quiere casarse con el Sr. Sebas? ¡Eso estar soñando despierto!"
Fabio dijo: "¿Por qué no le enviamos estos informes para que los eche un vistazo?"
Don Salamanca negó con la cabeza. "No serviría de nada, incluso si los viera, pensarían que son obra mía."
Jordan no confiaba en él en lo más mínimo.
Ese plan no funcionaría.
Fabio frunció el ceño profundamente. "Entonces, ¿qué vamos a hacer? Viendo cómo están actuando Fausto y su hija Paloma, está claro que planean tener al señor como una opción secundaria." El objetivo de Fausto era simple: si el Sr. Sebas no mostraba interés en Paloma, buscarían un yerno que fuera sensato, obediente y talentoso.
Don Salamanca se masajeó las sienes y luego preguntó: "Se dice por ahí que el Sr. Sebas ha vuelto, ¿es eso cierto?"
Fabio asintió. "Parece que sí."
Don Salamanca entrecerró los ojos, ideando un plan.
Consorcio Sohi.
Annie corrió hacia la oficina. "¡Señorita Rey!"
"¿Qué sucede?" Paloma levantó la mirada.
Annie respondió: "¡Nadia está aquí!"
Nadia.
Paloma entrecerró los ojos ligeramente, llenos de sarcasmo.
Sabía que ella vendría a verla.
Nadia no la había decepcionado.
Paloma sacó una caja de medicamentos del cajón.
Justo entonces, se escuchó un golpe en la puerta.
¡Tenía que ser Nadia!
Annie corrió inmediatamente a abrir la puerta.
Paloma dijo: "Espera un momento."
Annie se giró un poco confundida.
"Deja que espere."
Quien necesitaba favores, debía mostrarse como tal.
Annie asintió con la cabeza.
Los golpes en la puerta continuaron.
Hasta que, tres minutos después, Paloma permitió que Annie abriera la puerta.
"¿La señorita Rey está ocupada?" preguntó el gerente de desarrollo con unos documentos en mano.
Annie se sorprendió.

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