¿Así que Bianca aceptó la cirugía?
La enfermera Ivana miró la lista de operaciones con cierta duda y preguntó:
—¿Es... es la Bianca de la cama dieciséis?
El hospital era enorme, así que no era raro que hubiera pacientes con el mismo nombre. Tal vez se trataba de otra Bianca.
Ríos le respondió con impaciencia:
—¿No sabes leer la lista de cirugías?
Ivana volvió a bajar la cabeza para revisar el documento y finalmente contestó:
—Está bien, doctor Ríos.
Por fuera, Ivana parecía tranquila, pero por dentro estaba muy sorprendida.
Ríos realmente se había convertido en el médico principal de Bianca.
¿Quién había firmado la autorización para la cirugía de Bianca?
Después de todo, esa mañana la familia aún se negaba a firmar.
¿Habían sido los padres de Bianca?
Pensando en eso, Ivana frunció el ceño y tomó la lista para dirigirse rápidamente a la oficina de Gabriela.
—¡Señorita Yllescas! ¡Señorita Yllescas!
Gabriela levantó la mirada con suavidad.
—¿Qué pasa, Ivana?
La enfermera le entregó la lista.
—Señorita Yllescas, mire esto.
Gabriela recibió el papel, frunció el entrecejo y exclamó:
—¡Esto es una locura!
Por un momento, Gabriela se llevó una mano a la sien, como si quisiera calmarse, y luego ordenó:
—Ve a llamar al doctor Ríos.
—De acuerdo —asintió Ivana antes de ir a buscarlo.
Pero Ríos no quiso ir.
—Si la señorita Yllescas quiere verme por lo de la cirugía de Bianca, que ni lo sueñe. La operación de mañana va sí o sí. Si no está de acuerdo, que le pregunte a Bianca en quién confía.
Ahora, Bianca confiaba en él.
Y añadió con seguridad:
—Ya lo verá, después de mañana la señorita Yllescas va a agradecerme.
Él había salvado a Gabriela.
Si no hubiera detectado a tiempo el problema de Bianca, seguramente la chica habría muerto en el quirófano de Gabriela.
Ivana lo miró, aún intentando convencerlo:
—Doctor Ríos, debería venir de todos modos.

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