Gina sonreía de manera encantadora, dejando a Sergio momentáneamente cautivado. "¡Qué hermosa!"
"Entonces, ¿vamos a ver eso de allá?"
Gina tiró de Sergio hacia otro lado.
Pasadas las diez de la noche, Gina miró su reloj y dijo. "Sergio, ya es tarde, debería volver a casa. Pronto mi madre va a hacer una videollamada para verificar que estoy en casa."
"¿Verificar?" Sergio la miró curioso.
Gina le explicó: "Aunque mis padres no estén en Capital Nube, son muy estrictos. Cada noche, después de las diez y media, me hacen una videollamada para asegurarse de que estoy en casa."
Sergio asintió, mostrando comprensión. "Entonces volvamos."
Sergio condujo a Gina de vuelta a su casa.
Gina vivía en un complejo residencial de lujo.
Pronto llegaron a su destino.
"Bueno, me voy," le dijo Gina, bajándose del carro con su ramo de rosas. "Conduce con cuidado."
"Lo haré," Sergio observó cómo se alejaba Gina y, de repente, recordando algo, agregó: "Espera, Gina."
"¿Qué pasa?" Gina se giró, confundida.
Sergio sacó una caja de joyería. "toma esto."
Gina sonrió y mostró el collar que ya llevaba puesto. "Ya tengo uno."
"Pero este lo compré para ti. Si no lo quieres, ¿qué hago con él?" le dijo Sergio.
Gina se lo pensó por un momento y dijo. "Dáselo a tu hermana, le quedará mejor que a mí."
Sergio sonrió y bajó del carro. "Ella también será tu hermana." Le entregó el collar y añadió. "Lo que te doy es tuyo. Si no lo quieres, tíralo a la basura."
Sabía que ella no podría rechazarlo, y no lo hizo.
Cuando el carro de Sergio se alejó, Gina dejó caer su fachada y caminó en dirección opuesta.
Ella realmente no vivía en aquel complejo lujoso, sino en uno más modesto, cerca de allí.
Gina vivía con Irene.
Al llegar a casa, se encontró a Irene, que estaba viendo televisión en la sala.
"Irene.", la llamó.

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